Aumentan ataques a militares en Tamaulipas; gobernador rompe convenios

De 2007 a junio de 2018, las tropas del Ejército han sido blanco de 4 mil 324 agresiones armadas del crimen organizado, de las cuales mil 931 se han registrado en Tamaulipas, de acuerdo con un reporte de la Sedena.

Es decir, en casi dos sexenios 44 de cada 100 ataques armados en contra de soldados han ocurrido en territorio tamaulipeco.

Esas emboscadas han dejado 78 elementos muertos, lo que representa el 29 por ciento del total de los efectivos fallecidos bajo fuego en el periodo señalado.

Los castrenses no solamente tuvieron dichas bajas en sus elementos, sino también en sus salarios de acuerdo con los convenios de seguridad existentes entre el Ejército y la administración estatal, encabezada por el panista Francisco García Cabeza de Vaca.

En mayo pasado, más de 2 mil militares que participaban en el operativo de combate al crimen en el estado salieron de ese esquema, pues argumentaron incumplimiento de pago por parte del gobierno de Tamaulipas por servicios de seguridad pública.

Por si fuera poco, fuentes castrenses aseguraron a Grupo Reforma que el propio Cabeza de Vaca acusó a los elementos de “bajo desempeño” militar en tareas de seguridad, lo que causó el rompimiento definitivo en sus relaciones.

Mientras tanto, la violencia sigue desbordándose en Tamaulipas. De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Reynosa se disparó el homicidio doloso en 188.46 por ciento, respecto al año 2016.

Mientras que en Ciudad Victoria, capital de la entidad, el aumento fue de 6.48 por ciento, luego de 230 asesinatos en 2017.

Por los altos índices de violencia, el quiebre con el Ejército y un descontrol total por parte de la administración estatal en Tamaulipas, el presidente del Instituto Ciudadano de Estudios Estratégicos, Ernesto Cerda Serna calificó de fallido al gobierno de Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

Pese a que tiene más de un año en el cargo, el gobernador tamaulipeco no ha montado una estrategia que disminuya la inseguridad y todavía se da el lujo de “retirar” a fuerzas castrenses y así, crear un vacío de poder.