Anaya sigue los pasos de AMLO, ¿llegará a 2024?

Sabemos que la política en México es un chiste, una caricatura, que les ha servido a estos para burlarse del pueblo

Ricardo Anaya Cortés, excandidato presidencial y contrapeso de la actual administración y fiel a su postura política en contra del presidente en turno, hoy ridículamente sigue los pasos de éste último, puesto que se ha empeñado a buscar llegar al poder en  2024 tal como se lo propuso Andrés Manuel López Obrador durante 12 años.

El panista se ha posicionado últimamente en la opinión pública, y es que no es para menos, puesto que las redes sociales ha utilizado su imagen para mofarse de sus discrepancias con la 4T en su paso por diferentes puntos de la república; intentando “acercarse” más al pueblo mexicano y así entender las verdaderas necesidades de éstas mismas.

Esperen, ¿Qué no fue lo mismo que hizo AMLO cuando dejó la bancada del PRD y decidió armar su propio partido? Pues aunque Ricardo lo niegue, inconsciente o conscientemente, está siguiendo la misma estrategia política que le sirvió al tabasqueño llegar al poder; sin embargo, lejos de querer seguir los pasos del mandatario en turno, Anaya ha tenido que cambiar su discurso, su imagen, su manera de interpretar la política actual y desde luego, sentir de cerca las carencias de los que busca gobernar.

Ya sea para bien o para mal, el extitular de la bancada del PAN ha tomado la decisión de buscar esa cercanía con los más pobres, sí, esos que los políticos olvidan una vez estando en la silla, pero según los discursos de éste, su principal objetivo es acabar con la pobreza tal como AMLO lo prometió y que hoy en día dicha promesa está más alejada de la realidad.

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No dejemos de lado las trabas a las que se “enfrenta” Anaya, luego de hacerse viral el término “withmexican”, que no es nada menos que un mote a las personas de un sector privilegiado, que buscan la atención de terceros acosta de acciones que tienen que ver con la desigualdad que impera en el país; tal como lo hace y no hace “Ricardin”.

Dicho lo anterior, Anya se le ha visto recorrer trayectorias largas en transporte público, comer tacos de sal, escuchar las demandas de los campesinos sentado sobre un tronco, dormir en el piso, “ayudar” con algunas tareas a personas del campo, etcétera, buscando que sus acciones se interpreten como empatía humana y no una estrategia política. 

De algo sí estamos seguros, los memes en estos próximos tres años no nos van a hacer falta, ya sea por parte de Anya, de AMLO o de quién venga, sabemos que la política en México es un chiste, una caricatura… que les ha servido por años para burlarse del pueblo.

SG