Este 2 de mayo, Ricardo Anaya comentó que no ha pactado con nadie, ni ha reforzado la idea de un “complò” como indica Andrés Manuel López Obrador.
Anaya Cortès reiteró que no ha pactado con empresarios para que ninguno de sus contrincantes decline a su favor, pues el asegura de estar en contra de los acuerdos cupulares:
“Nosotros estamos en contra de acuerdos cupulares, no creemos bajo ninguna circunstancia en pactos de impunidad, hacemos un llamado al voto útil, hay gente buena, militante o no militante de partidos políticos, a ellas y a ellos es el llamado a sumarse a nuestro proyecto, está clarísimo que somos los únicos que podemos ganarle la elección a López Obrador”
Esta declaración sonaría bien, pero tratándose del queretano, suena de risa, ya que en su haber hay una serie de arreglos cupulares; entre ellos, el pacto con la dirigencia del PRD, que le permitió obtener su candidatura presidencial.
Gracias a ese pacto cupular, Anaya se convirtió en abanderado presidencial de la coalición “Por México al Frente”, haciendo a un lado a Miguel Ángel Mancera. Por su parte, la lideresa del PRD, Alejandra Barrales, obtuvo la candidatura a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, como ella y el “Joven Maravilla” acordaron al ser dirigentes –desde la cúpula– de sus respectivos partidos.
En el historial de Anaya también destaca su apoyo a las reformas estructurales cuando fue presidente de la Cámara de Diputados.
Con estos ejemplos, podremos decir que esta declaración de Anaya es de risa. Su actuar lo delata.
