Tanto el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador como el vocero y subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, han sido enormemente halagados solo por participar en novelas donde ni dan resultados, y además mienten descaradamente sobre la pandemia del COVID-19.
Así es como señala la periodista Denise Dresser, en su columna del Reforma, donde reitera que esto pasa porque el mismo presidente, desde un principio, no tomó en serio el contagio y subestimó el virus, y el subsecretario de Salud, cada día pierde credibilidad, dado que le sigue el juego a López, de minimizar la situación.
“AMLO con besos y abrazos, López-Gatell con el Modelo Centinela y sus frentazos. AMLO ‘ya aplanamos la curva’ y López-Gatell con datos que no permiten comprobar que sea así. En las conferencias mañaneras hay mensajes cruzados y en las conferencias nocturneras hay argumentos mal fundamentados”, señala Dresser.
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Y es que como bien lo argumenta la columnista, el gobierno está cada vez peor, lo único que se sabe, es la hora exacta de cada novela: la de las 7 am, la de las 6 pm, la de las 7 pm y la de las 8 pm; pero de ninguna sale nada extraordinario, nada que nos muestre que el gobierno está trabajando, al contrario, confunden a la gente, porque en la mañana se dice algo y en la noche lo desmienten.
Pues tan solo basta con recordar algo tan básico como el tema del usar o no cubrebocas, esto en lugar de enseñar a la población cómo usarlo. El desacierto de pensar que un modelo utilizado para medir la influenza basta para lidiar con el coronavirus. El error de sugerir que el COVID-19 es menos letal que el SARS. Y así una larga lista de conceptos y contradicciones que sólo confunde a la gente.
Acciones que logran que gente que pese a ver los cadáveres embolsados, sigue diciendo que el virus no existe y son los médicos los que matan a los enfermos; acciones que provocarán que México tenga un millón de contagios, y no las cifras que AMLO y Gatell presumen en televisión. Hoy, es probable que haya muchos más muertos de los que López Obrador no habla y López-Gatell no contabiliza.
Con información de Reforma
