Los presidentes de México y Brasil, Andrés Manuel López Obrador, y Jair Bolsonaro, están hermanados por la misma tontería: atacar sistemáticamente al árbitro electoral de sus respectivos países ante el temor de sufrir una derrota en elecciones venideras.
El pasado domingo, seguidores de Bolsonaro marcharon por calles de Río de Janeiro para exigir un cambio en el sistema electoral de Brasil, de tal forma que los comicios del próximo año, en que buscará su reelección, no se utilicen las urnas electrónicas que han sido usadas desde hace varios años.
La manifestación callejera fue consecuencia de toda una campaña sistemática de Bolsonaro en contra del Tribunal Superior Electoral, al que le atribuye haber cometido un “fraude” en el 2014, cuando fue derrotado por la izquierdista Dilma Rousseff. ¿En dónde hemos escuchado eso?
Bolsonaro llegó al extremo de calificar de “imbécil” a Luis Roberto Barroso, presidente del TSE, por negarse a cambiar el sistema de votación que han utilizado con éxito desde hace 25 años.
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Sabe que las encuestas le conceden ventaja a quien será su principal contrincante, Luis Ignacio Lula Da Silva, y por eso desde ahora anticipa que habrá un nuevo “fraude”.
Y en el caso mexicano...
En México, Andrés Manuel López Obrador mantiene una campaña permanente de golpeteo en contra del INE, que arreció en los días previos a las elecciones del pasado 6 de junio, debido a la cancelación de la candidatura de Félix Salgado al gobierno de Guerrero.
El presidente del INE, Lorenzo Córdova, recibió un insulto de Salgado, quien lo llamó “cabroncito” el pasado 12 de abril, mientras que las huestes digitales de López Obrador han emprendido varias campañas de linchamiento en contra de Lorenzo y del resto de consejeros del INE.
Al igual que Bolsonaro, López Obrador huele la derrota de su partido, Morena, en las elecciones presidenciales del 2024.
Se parecen mucho…
Por eso a raíz del fracaso estrepitoso de la consulta del pasado domingo, López Obrador arremetió nuevamente en contra del INE, al igual que los legisladores de Morena, quienes amenazan con cortarles la cabeza a los consejeros electorales.
Sí, Bolsonaro y López Obrador se parecen mucho. Ambos son populistas, uno de derecha y otro supuestamente de izquierda. Ambos son intolerantes ante la crítica, ambos intentan perpetuarse en el poder y, como vimos, comparten más de una tontería.
