El pasado jueves 12 de junio se dio a conocer que por primera vez en tres años la Secretaría de Educación Pública (SEP) recortó los recursos para las becas de licenciatura que se le otorgaba a cada alumno de la UNAM que estudia un semestre en el extranjero y/o realiza una estancia de capacitación.
Tal reducción presupuestaria fue de casi nueve millones de pesos, pues para el 2018 se destinaron 69 millones 970 mil pesos para ambas becas, mismas que beneficiaron hasta a 938 estudiantes, mientras que para este 2019 el presupuesto quedó en 60 millones y solo serán apoyados 833 alumnos.
Cabe señalar, que en 2018 cada alumno con beca de movilidad recibió hasta 95 mil pesos para una estancia de seis meses en países como Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Y para 2019 solo recibirán 87 mil 500 pesos para naciones de otros continentes; sin dejar de mencionar que para países de América Latina, Lituania y Malasia los montos se redujeron 75 mil y 65 mil pesos.
Lo que llama la atención de dichas reducciones presupuestarias para la educación por parte del gobierno federal, es que pocos sectores de la sociedad se han inconformado, por no decir que la gran mayoría.
Resultan contrastantes este tipo de cosas, porque en el sexenio de Enrique Peña Nieto hubieran causado indignación y una movilización, tanto en redes sociales como en las calles del país, ya sea por estudiantes y/o miembros de la sociedad civil.
Como sucedió en noviembre de 2016 cuando sufrieron recortes las universidades públicas del país (UPES); en ese momento los rectores de dichas instituciones educativas manifestaron su rechazo porque vieron disminuidos sus recursos en casi 37 mil millones de pesos.
Asimismo, le solicitaron al entonces presidente, Peña Nieto, su intervención y redistribución del Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio 2017.
Incluso, los directivos decidieron emitir un desplegado de prensa donde explicaron que la reducción del gasto para dicho rubro por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHP) “afectaría las estructuras esenciales de las universidades, como el Fondo de Apoyo para el Saneamiento Financiero y Atención a Problemas Estructurales de las Universidades Públicas y Estatales (FASFAPEUPE)”.
Ese mismo recorte también afectaría las becas de los jóvenes, ya que “la disminución de 30% dejará a miles de estudiantes sin los apoyos mínimos para continuar sus estudios, causará abandono de aulas y contravendrá en la cobertura lograda hasta el momento”.
Y agregaron: “se ampliarán las brechas entre las universidades federales y estatales”.
Eso fue hace tres años, respecto a lo que sucede hoy en día con los alumnos de la UNAM que quieran estudiar en otro país, el rector Enrique Graue no ha emitido un comentario contundente donde se muestre en contra de dicha recorte, ya no digamos un desplegado.
Los tiempos cambian, y la “Cuarta Transformación” ha provocado que las manifestaciones en contra de las decisiones del presidente, Andrés Manuel López Obrador, no sean escuchadas, se autocensuren o sean víctimas de ataques en redes sociales.
