¿AMLO aspira ser jefe de Estado o líder religioso?

Parece que Andrés Manuel López Obrador no sabe si aspira ser jefe de Estado o líder religioso, pues lo juarista sólo queda en sus largos y pausados discursos. El dueño de Morena defiende y aplaude  el acercamiento y  diálogo entre la iglesia y el crimen organizado para buscar las paz. ¿Y los ideales de Juárez?

López Obrador aseguró que ve con “buenos ojos” la reunión del obispo de Chilapa, Guerrero, Salvador Rangel con narcotraficantes para evitar que éstos asesinen a candidatos y ciudadanos. Y es que es algo que el propio tabasqueño ha propuesto a través de la “amnistía” a líderes criminales.

Pero la gran diferencia es que mientras el obispo puede ofrecer amnistía y perdón a quien quiera —con base en sus principios religiosos— AMLO aspira a ser jefe de Estado. Y un jefe de Estado tiene la obligación de respetar y aplicar la ley, no principios religiosos como programa de gobierno.

Además, a López se le olvida que uno de los principios básicos de la “izquierda” que él dice presentar, es el pleno respeto al Estado laico.

AMLO debería tener en cuenta que la reunión iglesia-narco no es bien vista, pues México es un país de leyes.  

El tabasqueño conocido por sus frecuentes contradicciones en su carrera política, dice ser juarista al mismo tiempo declara ser guadalupano. Inclusive ha habido momentos en que se ha comparado con Cristo.

El artículo 130 de la Constitución “es una disposición emblemática del Estado mexicano, pues contiene el principio histórico de la separación del Estado y las iglesias, y en él se establece con claridad que los ministros de culto no podrán realizar proselitismo ni a favor o en contra de un candidato, partido o asociación política alguna”.

Un jefe de Estado tiene que respetar y hacer respetar la ley. Si gana AMLO ¿Qué nos esperaría de con un jefe de Estado que quiera solucionar los problemas del país con base en principios religiosos y no con base en la ley y los instrumentos del Estado?

Por lo que resulta una completa contradicción de Andrés Manuel López Obrador comparse con Benito Juárez, quien fue el principal impulsor de la separación Iglesia-Estado.

Si el Benemérito de las Américas viera las acciones del tabasqueño, ni el amlodipino podría ayudarlo para tranquilizarse.