En los últimos días la crisis económica en México que ha generado el COVID-19 y la depreciación del costo del petróleo han llevado al Gobierno Federal a realizar “ajustes” al modelo financiero para intentar salvar al país.
No obstante, aunque nada sorprendente, el mandatario anunció que no se realizarán acciones como en los gobiernos neoliberales pasados y la austeridad republicana entrará con mayor rigor en tiempos de coronavirus.
“El planteamiento que se hace México tiene que ver con la concepción que se hace del desarrollo y se aleja de lo que se ha hecho siempre cuando se presentan crisis económicas, o lo que se hacía durante el periodo neoliberal, esto es distinto completamente”, declaró el tabasqueño.
Pero, lo que llama la atención es que considera al aeropuerto de Santa Lucía, al Tren Maya y a la refinería de Dos Bocas como “estructuras indispensables” durante esta crisis. Un aeropuerto en donde no llegarán vuelos por la crisis y porque ninguna aerolínea contratará más personal; un tren en donde no habrá turistas pues nadie sabe a ciencia cierta cuánto tardará la población en recuperarse; y una refinería que no servirá de nada si el barril de petróleo no cuesta nada en el mercado.
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¿En verdad es tan necesario continuar con megaproyectos de miles de millones de pesos cuando se está atravesando por una crisis sanitaria tan importante?, ¿dónde quedó el apoyo al sector salud, que es el más débil en este momento?
