América Latina el otro escenario geopolítico

En nuestra presente época, se han presentado una diversidad de amenazas y riesgos para la seguridad internacional y que a partir de las circunstancias, van siendo asumidas con mayor o menor rigurosidad en su proceso de análisis geopolítico, para darles respuestas veraces y acordes a las necesidades de los tomadores de decisiones.  Pero de igual manera, las condiciones que nos ofrece en la actualidad la tecnología, nos permite irlas identificando, como la lucha por la definición del orden global, cada vez es más acucioso a partir de las propias necesidades de las potencias involucradas y de las naciones que desean reubicar sus alianzas e intereses.

 

Durante estos días, diversos eventos puestos en el análisis estratégico, son los reacomodos que el sistema internacional está teniendo; un ejemplo de esto, han sido las elecciones en Guatemala, en donde una organización social, liderada por un activista Bernardo Arévalo (nacido en Uruguay en 1958, a causa del exilio que tuvo su padre el ex presidente Juan José Arévalo Bermejo, se graduó como sociólogo en la Universidad Hebrea de Jerusalén, posteriormente obtuvo el grado de doctor en filosofía y antropología social por la Universidad de Utrecht, Países Bajos. De igual manera ha sido diplomático, diputado al congreso y miembro fundador de la organización Semilla), obtuvo la victoria a causa de una profunda crisis política y social, que en la actual administración Alejandro Giammattei, se ha profundizado. 

 

El discurso anticorrupción del candidato ganador, atrajo a la ciudadanía que le ha brindado su apoyo con alrededor un 58% de los votos, mientras que la ex primera dama de Guatemala, Sandra Torres (esposa del ex presidente Álvaro Colom), obtuvo el 37% de los votos. En medio de un ambiente político de mucha rispidez a razón de descalificaciones desde el poder judicial, amenazas de toda índole, el candidato de Semilla, logró superar la primera vuelta electoral en junio pasado y asegurarse la capacidad de permear en el animo electoral, haciendo énfasis en la importancia de abatir la corrupción, para mejorar las condiciones de gobernabilidad, seguridad pública, desarrollo y bienestar social. 

 

La importancia de esta elección, es a causa de lo precaria que es la aplicación de la democracia en toda la región centroamericana y como caso grave de violación de derechos humanos, restricción de la libertad de expresión, de asociación, es lo que acontece en Nicaragua, con el régimen dictatorial de Daniel Ortega y su esposa Rosa Murillo, que han llegado al exceso, de apropiarse de los bienes de la orden Jesuita, pero de igual manera, se encuentra el controversial ejercicio el poder, del gobierno de El Salvador, en manos de Nayib Armando Bukele Ortez, quien desde el 1 de junio de 2019, ha llevado a cabo, una acción frontal contra los diversos grupos del crimen organizado, logrando bajar los niveles de delincuencia, pero vulnerando la mayoría de los preceptos democráticos y de derechos humanos. 

 

Si la región centroamericana es compleja, lo es también Sudamérica y más aún, la actual situación en Ecuador, que tras la muerte del candidato Fernando Villavicencio, quedó demostrado, que desde la administración del ex presidente Rafael Correa, la intromisión de diversos grupos del crimen organizado transnacional, mexicanos y colombianos (se calcula por parte de las autoridades ecuatorianas, que más de un millón de personas están vinculadas a las actividades relacionadas con la industria de las drogas), se habían establecido en está nación, para utilizarla como eje de distribución a partir de los puertos de Guayaquil, El oro, Guayas, Esmeraldas y Manabí, pero también desde las provincias de Napo, y Santo Domingo de los Tsáchilas. 

 

Todo en medio de una enorme confrontación, por desmarcar al Ecuador de la sombra del bolivarianismo, impulsado por el ex presidente Correa, junto a Evo Morales y Hugo Chávez Frías, como una respuesta de confrontación a EEUU y a su liderazgo, justo cuando está nación, hacia frente al terrorismo internacional y los regímenes dictatoriales en Medio Oriente que dan protección a grupos como Hezbolá, Hamas o Al-Qaeda.  En medio de esa circunstancia de operatividad de la política de seguridad internacional estadounidense, el bolivarianismo aprovecho para reestructurar las alianzas al interior de América Latina, tal como lo sugería el Foro de Sao Paulo

 

A este mismo grupo se unió Argentina a través de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, como también Brasil de la mano de Inacio Da Silva y el régimen dictatorial de Cuba; luego entonces, prácticamente, todo el siglo XXI, una parte importante de las naciones latinoamericanas se añadieron a las actividades promovidas con la propuesta que emanaba desde Caracas y La Habana. Al paso del tiempo, se ha ido estableciendo que en estos países, la corrupción se ha incrementado de una forma desproporcionada, la filtración de los carteles del crimen organizado, han extendido sus puntos de control, como también, la filtración de grupos terroristas, sin soslayar, la intromisión de la Federación Rusa y de la República Popular de China, quienes a través de programas de apoyo y financiero, concretaron una serie de alianzas en su beneficio, en su posicionamiento, para la confrontación por el liderazgo global con los EEUU.  Sin embargo, el mal manejo administrativo, político, social y de seguridad, sobre todo, en la etapa de la pandemia, han promovido un desencanto de los gobiernos populistas, como ha sido el caso de la economía argentina. 

 

En la década de 1940, el general Juan Domingo Perón, fundo el Partido Justicialista que ha ido evolucionado con el tiempo hasta convertirse en el Partido Peronista y que desde el retorno a la democracia, con Raúl Alfonsín, presidente tras presidente, su gran problema a resolver es el control de la inflación.  Así lo intento el propio Alfonsín y falló, luego Carlos Saúl Menem, posteriormente Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, quien puso al borde de la quiebra a su nación. Posteriormente, Néstor Kirchner y después su esposa lo pretendieron, como también Mauricio Macri, quien dejó a la economía con más del 50% de inflación. 

 

De este modo, la actual administración del presidente Alberto Fernández (no se debe olvidar que Cristina Fernández, actual vicepresidenta, está condenada por actos de corrupción), en la parte última de su gobierno, afronta la peor crisis en dos décadas, dejando como resultado una imagen negativa de 70%.  La inflación se ubica en 104%, las reservas de su Banco Central apenas cuenta con 2, 000 millones de dólares, sus ingresos por exportación se redujeron en 20, 000 millones de dólares, además de afrontar la peor sequía en los últimos años, que ha acentuado la pobreza, dejándola en 39.2%. 

 

Por tal sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras una serie de reuniones (6 a la fecha, entre el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, y la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva) ha tomado la determinación de realizar un refinanciamiento con la Argentina para entregarle 7, 500 millones de dólares y pueda llevar cabo el pago de créditos que estén por vencer.  En total, el FMI le ha entregado a esa nación, 36 ,000 millones de dólares.  He aquí uno de los muchos motivos por los cuales, Javier Milei de 52 años, economista-libertario, con un pasado familiar violento, ganó de manera sorpresiva, la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina. 

 

El tablero mundial, nos ofrece otra mirada de lo complejo que es el estudio de la geopolítica, pero desde una perspectiva en dónde, el populismo, la corrupción, proyectos alternativos y el crimen organizado, hacen una amalgama única que no se ve en otras regiones del mundo, sólo en América Latina  y cuyos efectos son diversos, pero qué pueden ser un nuevo escenario de inestabilidad, en el que las potencias en pugna, deberán asegurar su influencia, control y alianzas. 

 

Mientras tanto, las corcholatas se denuncian entre ellas por acarreos, gasto excesivo, ante una clara definición del único elector, que asumirá quien habrá de representar a la 4T, frente a una oposición que comienza a dar muestras de coherencia política, ante una nación que requiere certidumbre, paz, gobernabilidad y seguridad para alcanzar el desarrollo nacional tan deseado y anhelado.