Alfredo Castillo se lava la cara

Mientras se desarrollan los Juegos Olímpicos en Brasil, el director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), Alfredo Castillo, ha sido criticado por pelearse con federaciones deportivas nacionales e internacionales, con el Comité Olímpico Mexicano (COM) y hasta con los deportistas. Asimismo, el exprocurador del Estado de México se ha querido lavar las manos y “cargarle el muertito” a los jueces olímpicos ante los malos resultados de los deportistas mexicanos. Incluso ha recibido críticas por pasearse con su pareja por Río de Janeiro y asistir a eventos donde no participan atletas nacionales.

No conforme, el titular de la CONADE ha minimizado las funciones de la dependencia que representa, además de desconocer las implicaciones del cargo que ocupa.

Resulta que la mañana de este jueves, Castillo declaró en una entrevista radiofónica que la CONADE sólo es “una agencia de viajes”, pues su función se limita a la manutención y el pago de los gastos de los deportistas; Según Castillo, lo único que hace la dependencia es “dar dinero a las federaciones”.

También Castillo se deslindó de los fracasos de la delegación mexicana en lo que va de los Juegos Olímpicos y aseguró que las federaciones son las responsables de garantizar el rendimiento y los resultados deportivos, pues ellas se encargan de seleccionar e inscribir a los atletas.

Ante los cuestionamientos sobre el rendimiento de los deportistas, Alfredo Castillo declaró que todo quieren que se resuelva en tres semanas, pues se trata de “un problema estructural de fondo, cuando en 40 años no se trabajó en ello”.

Si bien Alfredo Castillo tomó posesión de la CONADE en abril de 2015. ¿Por qué hasta ahora denuncia esto? ¿Por qué se tardó más de un año?

Veamos entonces si la CONADE sirve como una agencia de viajes y a ver a qué dependencia lo mandan a volar.

Además, al ser el principal gestor de la política deportiva nacional, Alfredo Castillo debería asegurarse de que los recursos que CONADE reparte a las federaciones sean invertidos de forma adecuada y contribuyan al desarrollo de los deportistas.

Por ello, si bien no es el único responsable, Castillo si es —por lo menos— cómplice del fracaso de la delegación mexicana en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.