AICM dio contrato millonario a empresa señalada de fraude por venta de detectores de droga

El gobierno de AMLO hizo una compra millonaria de detectores de droga, los cuales se usaron en 2007 y resultaron ser falsos.

AICM dio contrato millonario a empresa señalada de fraude por venta de detectores de droga
Foto: Xataka

A través de la cuenta @ALEPHBIO en Twitter, se dio a conocer que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) dio un contrato de 196 millones 843 mil 500 pesos por vía directa para la “adquisición integral de equipos de seguridad para los puntos de inspección de personas” a la empresa Segtec S.A. de C.V.

Esta empresa es conocida por estar dentro del fraude en la compra de los detectores GT-200, dispositivos para detectar droga que resultaron ser falsos. Estos dispositivos “innovadores” se ofertaron con una gran promesa, pues aseguraban que podrían encontrar droga a 700 metros de distancia.

El pequeño dispositivo de plástico que tenía una antena, prometía que podía localizar cualquier tipo de droga y solo se necesitaba cambiar la tarjeta de identificación, la cual se ajustaba de acuerdo a la frecuencia del objeto a localizar.

Ante este artefacto casi mágico, entre 2007 y 2008; la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena) compró más de 700 dispositivos, los cuales costaron entre 20 y 38 mil dólares. Sin embargo, esta institución no fue la única que adquirió dichos dispositivos.

Se tienen registros de que la Marina, la Procuraduría General de la República, gobiernos estatales de Colima, Guanajuato, Estado de México, Sinaloa, Hidalgo, entre otros organismos, también compraron este aparato revolucionario.

En total, el gobierno mexicano compró 1,112 aparatos GT-200, gastando alrededor de 450 millones de pesos en detectores que se comprobó eran inservibles, pues tan solo eran unas cajas de plástico que tenían una antena de radio pegada.

Estos detectores que en realidad fueron concebidos como localizadores de pelotas de golf, comenzaron a comercializarse como sofisticados dispositivos que ayudarían en la detección de artículos peligrosos. Así que la primer nación que cayó en las mentiras de sus vendedores fue Iraq, país que entre 2006 y 2008; adquirió 5 mil dispositivos.

Después de hacer esta gran venta, Segtec se dio cuenta de que debían ofrecer sus productos a naciones desesperadas por encrudecer sus medidas de seguridad, por lo que el gobierno de Felipe Calderón fue el indicado.

En su llegada a México, este dispositivo fue bautizado como “La Ouija del Diablo”, dispositivo al cual la Sedena le atribuyó varios operativos exitosos, a pesar de las múltiples advertencias que agencias como el FBI habían hecho.

Su implementación y efectividad fue tal, que el gobierno comenzó a implementar estos dispositivos en retenes de rutina en carreteras, lo que ocasionó muchos encarcelamientos sin fundamentos de varias personas.

Cuando el uso de la Ouija del Diablo comenzó a descontrolarse, varios científicos mexicanos comenzaron a exigir al gobierno una prueba de eficiencia y transparencia de estos dispositivos, pues sospechaban de que eran inservibles.

La Sedena aceptó y se hizo un experimento sencillo: se colocaron 1,700 pastillas de anfetaminas en distintas cajas de cartón y el ejército elegiría a un soldado para hacer la prueba con el GT-200. ¿El resultado? el dispositivo le atinó en tres de veinte intentos.

Después de eso, se sometió a juicio a los principales empresarios detrás de las millonarias ventas del GT-200. En México no fue sino hasta 2012 que la Suprema Corte declaró la invalidez del artefacto. A pesar de esto, en nuestro país no hubo un solo responsable por la compra de los artefactos.

Fue tanta la poca importancia en este caso, que la empresa Segtec sigue operando de manera normal en el país, y no solo eso; sino que sigue teniendo millonarios contratos con la actual administración para la compra de estos mismos dispositivos.

PV

Con información de Xataka