La fallida estrategia de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador, basada en “abrazos, no balazos”, en otorgarles el perdón a los criminales y no castigarlos, no sólo ha provocado que la ola de violencia siga creciendo en el país, sino que también ha provocado un impacto en el ámbito económico.
Y es que bandas criminales no sólo extorsionan, roban y amenazan a los comerciantes, sino que además ya controlan precios y abasto de alimentos básicos en diversos estados como Guerrero, Michoacán, Puebla, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
Esta situación ha sido criticada por especialistas quienes estiman que la inseguridad en México le cuesta a los habitantes aproximadamente unos 300 mil millones de pesos; además la afecta generando un desabasto de productos.
Roberto Ramírez Hernández, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIEC-UNAM), explicó que los grupos delictivos han intervenido e interrumpido las cadenas de suministro, principalmente de alimentos, propiciando se disparen aún más los precios de productos como el pollo, el aguacate y el limón.
Comentó que los criminales gradualmente extendieron sus actividades más allá de los mercados negros, como el trasiego de drogas o el tráfico de personas, y ahora están invadiendo a la economía formal del país.
“Entonces ese 2% (del PIB) va a incrementarse todavía más por este tipo de prácticas en las cuales no estamos teniendo una respuesta de parte del gobierno”, expuso.
Cómo ejemplo, expuso el caso el caso de Chilpancingo, Guerrero, donde en meses recientes los cárteles de la droga se disputaron de forma abierta la distribución y venta de alimentos, en especial la carne de pollo, disparando así los precios de este producto pues son estos grupos quienes lo fijaban a través de los derechos de “cobro de piso”.
Por ello, alertó si las autoridades no toman medidas efectivas para contener al crimen organizado, generará un daño importante a la economía.
Asimismo, consideró que la estrategia de seguridad basada en el mantra de “abrazos, no balazos” no ha logrado esta meta.
“Ese tipo de prácticas se están empezando a dar por la ausencia del gobierno al no combatir realmente la violencia, entonces ahora el crimen organizado se está acercando a las cadenas de suministro”, subrayó.
Empresas la piensan dos veces al entrar a poblaciones peligrosas
Por su parte, la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin) criticó que el crimen organizado esté controlando los precios y abasto de alimentos en algunas entidades, ya que ello pone en riesgo la seguridad alimentaria, el abasto y se encarecen los alimentos de los ciudadanos.
“Esto afecta en mayor medida a los que menos tienen, incluso a comunidades marginadas, que están a merced de la delincuencia organizada que controla los accesos a esas poblaciones, amenaza a los proveedores de insumos y alimentos, controla los precios y el abasto, dejando sin transporte a la cadena de suministro, al robar, quemar o destruir los camiones que surten esas regiones”, manifestó.
Indicó que ya hay empresas que se lo piensan dos veces antes de ir a esas poblaciones, pues para ellos asegurar las mercancías resulta muy costoso y, peor aún, reponer los camiones destruidos es casi imposible, pues no hay disponibilidad de vehículos con las características que se requieren para ese transporte.
Todo ello, agregó, abre una profunda preocupación que las industrias alimenticias de nuestro país han externado a la sociedad mexicana y a las autoridades responsables de cuidar a todos.
“Por eso hacemos un llamado a las autoridades, para que juntos encontremos y llevemos a cabo de inmediato, las acciones que propicien el regreso a la paz, a la armonía y a la prosperidad de todos”, expresó la organización.
Los industriales, añadió, reiteran su llamado a la paz social y compromiso en la construcción de un mejor México, más justo y más próspero para todos sus habitantes.
Con información de Infobae y Forbes México
MSA
