A LA MITAD DEL CAMINO, EL DESASTRE

López Obrador sí ha logrado derribar una buena parte de lo que ha estado en sus manos con consecuencias terribles para la sociedad

A casi tres años de que Andrés Manuel López Obrador asumiera la Presidencia de la República, o como él mismo lo dice, “a la mitad del camino”, su gobierno es un desastre.

López Obrador prometió cambiar el régimen. Por eso bautizó a su gobierno como la “Cuarta Transformación”. Ya pasó medio sexenio y no ha cambiado –ni cambiará— el régimen. En cambio, el presidente ha destruido esquemas de anteriores administraciones que sí funcionaban.

El régimen en que vivimos es el mismo de las elecciones del 2018: un régimen democrático, con división de poderes y pluralidad en lo político y con economía de mercado.

El régimen democrático se mantiene gracias a que la mayoría de las instituciones del Estado, las que no dependen directamente del Poder Ejecutivo, como el Banco de México, el INE el TEPJF, el INEGI y el INAI, han resistido los embates autoritarios del presidente de la República.

Este régimen se mantiene a pesar de la sumisión hacia el presidente de la República de las cabezas de otras tres instituciones que en teoría son autónomas: el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el titular de la Fiscalía General de la República y la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Pero López Obrador sí ha logrado derribar una buena parte de lo que ha estado en sus manos con consecuencias terribles para la sociedad.

Ordenó la desaparición del Seguro Popular que, si bien no era una institución perfecta, sí era un mecanismo que permitía a millones de ciudadanos sin seguridad social acceder a servicios médicos en instituciones de salud públicas.

La creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) no ha sustituido al antiguo Seguro Popular y no hay a la mano otro esquema para que la población de bajos recursos económicos acceda a los servicios de salud.

El presidente López Obrador también eliminó de tajo el esquema de compra consolidada de medicamento que estaba en operación desde hace varias décadas y que, con todo y sus fallas, que pudieron haber sido corregidas, garantizaba el abasto.

Las consecuencias de desbaratar este esquema las han sufrido millones de ciudadanos víctimas del grave desabasto de medicamentos que ha caracterizado al gobierno de la “4-T”, y de manera muy especial los niños que padecen cáncer.

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López Obrador eliminó a la Policía Federal y pretendió sustituirla con la Guardia Nacional, una corporación militar disfrazada de civil que tiene hasta el momento como máximo mérito reprimir violentamente a los migrantes centroamericanos.

El estilo autoritario de López Obrador ha impedido que se utilice el diálogo como mecanismo para avanzar en la solución de los problemas. No hay diálogo con la oposición en el Congreso, no hay diálogo con los gobernadores y no hay diálogo, sino ataques sistemáticos, contra la prensa.

El electorado resintió los efectos del poder casi absoluto que ejerció López Obrador durante la mitad de su camino y en las elecciones del pasado 6 de junio le negó mantener el control de la Cámara de Diputados.

Pero sobre todo, le negó la mayoría calificada que necesita en el Poder Legislativo para hacer aprobar las reformas a la Constitución que serían nocivas para el país, especialmente con aquella que pretende derribar a dos instituciones garantes de la democracia: el INE y el TEPJF.

López Obrador mantendrá su estilo populista, demagógico y autoritario por el resto de su gobierno, pero si las instituciones del Estado aguantan como lo han hecho hasta ahora, sobrevivirá el régimen democrático en que vivimos.

OFF THE RECORD

**VACUNAS PERDIDAS

Casi nadie lo ha notado, pero en lo que va de esta semana no se han aplicado vacunas en la Ciudad de México.

¿Será que se agotaron las reservas?

¿Y los 15 millones de vacunas que están en calidad de desaparecidas?

¿Habrá que crear una Comisión de la Verdad para investigar las desapariciones?

**ALBAZO Y PORRAZO DE SHEINBAUM

El pasado lunes, la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, dio albazo y porrazo a los alcaldes de la oposición.

En el Congreso local hizo aprobar reformas que afectan la operatividad de los nuevos alcaldes y afuera les mandó a los granaderos que ya no existen.

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