A defender al INE

José Contreras

Decir que debemos defender al Instituto Nacional Electoral (INE) no es asumir una postura retórica; tampoco se trata de apoyar al Instituto solo por estar en contra del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por su importancia en la consolidación de la democracia, el INE debe ser defendido de los nuevos embates de la autodenominada “Cuarta Transformación”, que no hacen sino confirmar la intención del presidente de la República de desaparecerlo.

¿Por qué defender al INE?

Se trata de un organismo autónomo del Estado que garantiza la buena organización y la transparencia en los procesos electorales, algo que no ocurría durante el régimen de partido único encabezado por el PRI, cuando el gobierno organizaba las elecciones.

El INE, una evolución de lo que originalmente fue el Instituto Federal Electoral (IFE), es producto de un largo proceso de cambio que conocemos como transición a la democracia y que se inició a mediados de los años ochentas, con el rompimiento interno en el PRI.

Las primeras elecciones que organizó el IFE, ya como organismo autónomo y sin intervención del gobierno, fueron las intermedias federales de 1997, cuando por primera vez el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.

No se trató de una casualidad, sino del hecho de que sin la intervención del gobierno, el PRI ya no pudo recurrir a las trampas que habitualmente hacía en cada proceso electoral para federal, estatal o municipal, para inclinar el resultado a su favor.

Con el surgimiento del IFE llegó la alternancia en el poder. En el año 2000 el PRI perdió la Presidencia de la República y ya para entonces había nueve gobernadores de oposición.

Ahora, el presidente López Obrador pretende que el INE desaparezca para que nuevamente sea el gobierno el que organice las elecciones y su partido, Morena, se convierta en el nuevo partido de Estado, como lo era el PRI.

La andanada de los últimos días de los 18 gobernadores de Morena y las amenazas de llevar a juicio político e incluso penal a los consejeros del INE que le incomodan a la “4-T” es algo que nos debería preocupar.

El aplazamiento de algunos procedimientos relacionados con la consulta sobre revocación de mandato es solo el pretexto para esta nueva andanada que se recrudecerá al inicio del próximo año.

El presidente y su partido no solo empujan que se realice la consulta sobre revocación, que en realidad sería de ratificación; el objetivo principal es torpedear lo más que se pueda al INE para generar las condiciones que permitan su eliminación o por lo menos el descabezamiento de los consejeros incómodos.

Que se trata de un organismo que nos sale muy caro, es un asunto discutible. En algún momento se tiene que dar un debate sobre la viabilidad de reducir los gastos que genera su estructura burocrática.

Pero López Obrador no busca reformar al Instituto. Quiere la cabeza de su presidente, Lorenzo Córdova, y de los consejeros que no comparten su proyecto político. Y quiere que su gobierno organice las elecciones, como ocurría durante el régimen autoritario de partido único del siglo pasado que lo vio nacer a él políticamente.

OFF THE RECORD

**NO PASA QUIRINO

El gobierno de España le regatea a su similar de México el beneplácito para que el ex gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, se convierta en el nuevo embajador de nuestro país.

Sobre Ordaz pesan señalamientos en el sentido de que permitió que el crimen organizado participara en las pasadas elecciones para inclinar el resultado a favor de Morena.

¿Será por eso que España no lo quiere como su huésped?

**PATIO TRASERO…MUCHO TIEMPO

De acuerdo con abogados especializados, los migrantes que hayan solicitado asilo en Estados Unidos pueden permanecer hasta por cuatro años en México, a la espera de que se resuelva su situación.

Esto implica que nuestro territorio será patio trasero de Estados Unidos durante un largo trecho, gracias al gobierno que les hizo ese gran favor.

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