El dilema de la libertad o seguridad

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Foto: La Otra Opinión

Desde los tiempos modernos hasta nuestros días, se ha planteado la disyuntiva a las personas y organizaciones, de una gran dificultad: la de lograr simultáneamente, en la vida cotidiana y en todas sus modalidades, la posibilidad de ser libre y, a la vez de mantener la seguridad.

En una aproximación sencilla, la idea de libertad se refiere a la capacidad de un individuo u organización, para actuar de acuerdo a su propia voluntad, sin que haya restricciones externas, en particular de otros individuos u organizaciones, que los coaccionen o dominen, o bien, que tomen decisiones o determinadas acciones sin que hubiera imposición alguna externa, aunque también se esperaría cierta responsabilidad de sus actos.

Por otro lado, la idea de seguridad, en términos ampliados, conlleva la posibilidad genérica de la ausencia de riesgo o amenaza y desde luego, considera los tiempos y los espacios.
Bajo estas consideraciones, se presenta la situación, individual o social, de mantener o una, la libertad, u otra, la seguridad, pero no ambas. Asume una dificultad de acción y pensamiento, que no siempre se refleja en el discurso.

Cumplir lo prometido

Más aún puede ocurrir que hubiere, una relacionalidad que exponga, que a mayor libertad, menor seguridad o bien, que a mayor seguridad, menor libertad, pero difícilmente ambas características, en los tiempos de determinadas situaciones.

La casuística mostraría en toda relación social, la vigencia en determinadas situaciones de este dilema, que deviene en una disyuntiva vital, para actuar en el mundo, con características que son determinadas en la vida cotidiano, y que incluso en situaciones extraordinarias se tendría que optar por una u otra, pero no obtener o realizar ambas.
Esto es, se puede ser libre pero se pierde algo de seguridad, o bien se puede mantener seguridad pero disminuir la propia libertad.

Ello conlleva la vida en sociedad, propia del animal político o social. Y se muestra abiertamente en diversas expresiones, en el decir o hacer, e incluso en el pensar. Las libertades constitucionales, jurídicas, sociales, económicas o políticas, están consideradas en las diversas acciones de las personas o las organizaciones. Entra a debate otro dilema, el tener o ser de los individuos. Tener leyes que defiendan las libertades no implica necesariamente que sean aplicables. Incluso poseer los recursos económicos no necesariamente provee de aquello que deseas adquirir y, en lo político, con toda la carga emotiva, poseer un determinado cargo o poder, no te hace poseedor de las habilidades o capacidades requeridas para su aplicación.

De la libertad de expresión

La casuística cotidiana se torna compleja; en cualquier acción, normalmente se encuentra algún elemento que la limite o coaccione, que afecte su aplicación libre o segura. En toda previsión de seguridad, observaremos una disminución de libertad.
Tal parece que el contexto o las situaciones vigentes, en que se ubican los dichos o hechos, incluso los pensamientos y las acciones, nos muestran las limitaciones de la vida social en términos de libertad o seguridad.

Quizás sean planteamientos equívocos los que aquí expresamos, excesivos incluso, de una lógica de reducción a lo absurdo, o también de una incomprensión de las situaciones, desorientadas o tergiversadas, o bien como decía el clásico wittgensteiniano que los califica de sin sentido, fuera de una lógica de razón o de sentido común.

Solo registro en esta aproximación al dilema, lo que leemos en las portadas de los medios de comunicación, en las noticias, en los datos que enfatizan las autoridades o en la tipología del delito, en donde la libertad es limitada, la seguridad se evapora, en donde la convivencia choca, con expresiones violentas o en contra de intereses no siempre claros.
Valorar los alcances y límites de estos dos términos, libertad o seguridad, expuestos aquí en un dilema, en una relacionalidad que debe ser valorada por cada quien, considerada bajo la perspectiva de cada cual y de los demás, para finalmente lograr una racionalidad, de fines y medios, con la dosis suficiente de libertad y seguridad.

Los viajes ilustran

Con aspiraciones legítimas, legales, con forma y contenido, con el sentido de libertad y o seguridad, que nos conduzca a recuperar lo mejor de estos dos términos, como capacidad ejercida, sin riesgo ni amenaza.

Y así continuar el disfrute de la vida que cada quien adopte, sin que haya afectación a terceros, y con la responsabilidad de una grata vida social, individual o grupal.

Así compartimos algunas ideas que habremos de profundizar en esta constelación política.