En los últimos meses, la familia Yunes (Linares y Márquez) recibió promoción gratuita a partir de su apoyo legislativo al grupo parlamentario del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), en el Senado de la República. La reforma judicial avanzó con el voto del entonces integrante del Partido Acción Nacional.
Durante la semana, las fotografías donde el hijo del ex presidente de Andrés Manuel López Obrador afilió a Miguel Ángel Yunes Márquez han sido difundidas ampliamente.
El MORENA vive una transición que podría dejar atrás la visión de su constructor, Andrés Manuel López Obrador, y asumir la de la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum
¿Tiene la presidenta, desde su espacio de poder, la fuerza suficiente para conducir la transición o la capacidad de López Obrador logrará que los grupos fundacionales la conduzcan?
MORENA vive un cambio, una transformación, y lo hace en un escenario benigno, el inicio de la administración de Claudia Sheinbaum.
Ante dos partidos opositores (Acción Nacional y el Revolucionario Institucional) sin brújula y alejados de los electores, es evidente que la “sobrevivencia” política (y judicial) que necesitan muchos personajes favorece al MORENA, pero también lo afecta.
El guión de esa transición que viven parece escrito por los que, después de la crisis política de 1929, en México, confeccionaron al Partido Nacional Revolucionario (PNR).
Después del asesinato de Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, especialmente, apuntó la necesidad de construir “un partido político nacional” de “revolucionarios”.
Cito al gran Luis Javier Garrido: “Los Callistas… Influidos ampliamente por algunas ideas de la época, consideraron como necesario organizar un partido político en el que las masas atomizadas por el liberalismo individualista´ pudiera asumir ´la forma de democracia social y colectiva´” (1986).
En este proceso de transición o consolidación del MORENA como partido político, la integración de muchas y muchos “impresentables” parece ser un acto práctico, pragmático, ante un escenario donde la política nacional se juega en el Movimiento (gobiernan el federal, la mayoría de los estados de la República, controlan el Congreso de la Unión).
Como promoción para la campaña de afiliación, en este 2025, en diversos medios de comunicación escuchamos el spot que señala “En MORENA cabemos todas y todos… estamos afiliando a gente buena… juntos somos más”.
Al margen del carácter ético sobre la definición de “gente buena”, ¿MORENA debe incluir a todas y todos en este proceso de transición? La “alianza” evidente con los grupos del Revolucionario Institucional, que controlaban el estado de México, por ejemplo, le dio el triunfo a la maestra Delfina Gómez y permitió una transición ordenada.
¿Es el mismo caso de Yunes Linares y Yunes Márquez? ¿Qué le aportan al Movimiento más allá de un voto en el Senado de la República?
¿Por qué se hace evidente y se promociona que el hijo de Andrés Manuel López Obrador conduce la labor de afiliación? En política, nada es casualidad.
¿Es adecuado que el hijo del fundador de MORENA, el ex presidente de la República que selló la frase “”no mentir, no robar, no traicionar”, afilie a personajes con una trayectoria sumamente cuestionable? Dudo que Andrés López Beltrán o sus asesores no fueran conscientes de ese hecho.
¿Y si se trata de “demostrar” quién tiene la fuerza dentro del Movimiento?
Escribió Jorge Zepeda Patterson: “Puede entenderse, aunque no coincidamos, que López Obrador haya creído necesario pactar alianzas “impuras” para derrotar al sistema, tras haberlo intentado por “las buenas” en 2006 y 2012. Una vez en el poder, dejó intocadas tales alianzas a lo largo de su sexenio, convencido como estaba de que la mafia de los poderes fácticos haría todo lo posible para despeñar a su gobierno. Correctas o no, las razones que sostuvieron esas premisas han dejado de tener validez tras el triunfo apabullante de Morena y su control casi absoluto del poder político.” (Milenio, 18/02/25).
A la formación del PNR, una buena parte de las organizaciones y líderes que se acreditaron como delegados no pertenecían a esos grupos revolucionarios fundadores del régimen mientras que los “herederos” del conflicto armado veían con suspicacia la creación del nuevo partido.
¿Cuánto importa la familia Yunes al Movimiento en Veracruz?
Ayer, durante la sesión de la Cámara de Diputados, Zenyazen Escobar, integrante del grupo Parlamentario del MORENA se deslindó de la afiliación del ex panista y la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, informó que la la Comisión de Honestidad y Justicia estaba revisando la afiliación.
Dudo que la familia Yunes sea tan importante como para generar una división dentro del movimiento. Sí, tienen relevancia en el contexto pues en torno a este tema hay algo más: quizá la definición de a dónde va MORENA y si acompaña a la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum.
La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, debería establecer o proponer un nuevo código, o nuevas señales, para que dentro de su gobierno y en el Movimiento se advierta que sí bien, “en Morena caben todas y todos”, la frase es un slogan, no una puerta abierta a la impunidad.
El pragmatismo de MORENA le ha dado victorias electorales fundamentales para consolidarse, pero también está erosionando las bases de su construcción, especialmente aquellas que se relacionan con el código de ética que propuso su fundador, Andrés Manuel López Obrador. El deslinde sobre la “corrupción” de nuevos afiliados también puede definir el control del Movimiento.