En los último días el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, ha estado en el centro de la polémica, por presuntamente haber acordado su entrega con el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto.
Lo más curioso de todo esto, es que el exmandatario veracruzano ya comenzó a mencionar a todo aquellos políticos con los que supuestamente negocio su arribo a prisión, entre los que destacan, el ahora senador por el PRI, Miguel Ángel Osorio Chong.
Para los más suspicaces puede resultar un poco extraño, que en el marco de la “Cuarta Transformación”, Duarte de Ochoa haya decido comenzar a declarar aspectos que incriminan a altos funcionario del sexenio anterior, esto si consideramos que fue detenido en Guatemala, en 2017.
Sin embargo, todo esto puede tener una explicación, ya que cabe la posibilidad de que Javier Duarte busque el perdón del presidente, Andrés Manuel López Obrador, toda vez que señale a los funcionarios con los que pactó su entrega, resaltando a Enrique Peña Nieto.
Cabe destacar, que Duarte carga con 71 demandas en su contra —que en su mayoría son por desvío de recursos pertenecientes al erario público—; asimismo, durante su administración 17 periodistas fueron asesinados y no se puede soslayar que les dio a los hospitales agua, para que la usaran en el tratamiento de niños con cáncer.
Con tales acusaciones, que gracias a diversos trabajos periodísticos se ha comprobado que son verdad, no debería caber la posibilidad de que haya un indulto para el ex priista, por mucho que colabore con las autoridades y mencione a sus cómplices —que según su versión fueron políticos de alto perfil.
De antemano, se sabe que AMLO prometió “amnistía” para criminales durante su campaña electoral; incluso, varios “presos políticos” ya fueron liberados, pero el caso Duarte rebasa los parámetros impuestos por la Secretaría de Gobernación, para aplicar a dicho recurso liberatorio.
A pesar de que suena descabellado que Javier Duarte busque la amnistía del político tabasqueño, esta nueva administración no has demostrado que cualquier cosa puede pasar y, con tal de atar cabos, en la trama política se vale de todo.
