Siguen los linchamientos, ¿quién los para?

En tres días, el estado de México y Puebla sirvieron de escenario a dos linchamientos y estuvo a punto de ocurrir un tercero.

Como seguramente está enterado, el caso más reciente de justicia por mano propia ocurrió el lunes 29 de febrero en Chapulco, Puebla. Según se sabe, tres personas –señaladas como secuestradores–, fueron golpeadas por los habitantes del lugar.

De acuerdo con la información oficial, cerca de 300 vecinos de la colonia Aquiles Serdán –del municipio de Chapulco–, persiguieron a siete individuos que habrían tratado de secuestrar a los miembros de una familia de la localidad.

Hoy sabemos que dos de los sospechosos se dieron a la fuga, dos fueron capturados por la policía y los otros tres fueron agredidos por los colonos. Uno de los linchados murió de camino al hospital.

Desafortunadamente, como ya se dijo, el de Chapulco no es el único caso. Horas antes, –el 27 de enero–, un delincuente fue “ajusticiado” por los habitantes de Acatlán de Osorio, también en Puebla. Este presunto criminal habría robado una casa y asesinado al propietario. Luego de cometer el delito, los vecinos trataron de impedir su escape y lo golpearon hasta dejarlo inconsciente. Y aunque el presunto asaltante fue resctado por las autoridades, el hombre murió a su llegada al hospital.

Finalmente, el pasado 27 de febrero –en Cuautitlán Izcalli, Estado de México–, la policía evitó que dos presuntos delincuentes fueran linchados. Estos supuestos criminales habrían sido descubiertos luego de asaltar una empresa de transporte.

Y a pesar de que el tercer linchamiento no se concretó, el estudio “Linchamientos en México: recuento de un periodo largo (1988-2014)”, revela que el estado de México es la entidad donde han ocurrido más fenómenos de esta naturaleza. En 26 años, la entidad acumula 109 linchamientos. A su vez, en el segundo puesto aparece la Ciudad de México –con 54 casos en el mismo periodo–; y Puebla se encuentra en la tercera posición, con 38 casos de 1988 a 2014.

Frente a esta perturbadora realidad, sólo queda preguntar ¿hasta cuando seguirán ocurriendo este tipo de delitos? ¿hasta cuándo los mexicanos intentarán aplicar justicia por mano propia?