El presidente Andrés Manuel López Obrador ha asegurado que gobernar “no requiere de mucha ciencia” y que sólo se requería de sentido común y honestidad.
“Eso de que la política es el arte y la ciencia de gobernar no es tan apegado a la realidad; la política tiene más que ver con el sentido común que es el menos común, eso sí, de los sentidos. La política tiene que ver más con el juicio práctico, la política es transformar, es hacer historia, es un oficio noble que permite a la autoridad servir a sus semejantes, servir al prójimo. Esa es la verdadera política”, expresó en junio de 2019 en Ecatepec.
Sin embargo, la realidad lo superó y quedó en evidencia su gobierno fallido.
Crisis económica, incremento de la pobreza, el desmantelamiento de sistema de salud, una corrupción desenfrenada, un sistema democrático e institucional deteriorado, aumento de la criminalidad, homicidios, violencia e inseguridad, la expansión del crimen organizado son algunas de las muchas herencias malditas de la administración del mandatario tabasqueño; y todo ello a causa de su alto nivel de ignorancia, estulticia, indolencia y su incapacidad para solucionar estos y muchos otros problemas.
Este tema lo aborda Jaime Guerrero Vázquez en su columna “El gobierno que estorba”, en donde asegura que a López Obrador le estorba el gobierno y que tal vez por ello pretendía destruirlo.
“A medida que su sexenio se diluye en fracasos y escándalos de corrupción y abusos de poder, trata de afianzar su popularidad echando mano de una retórica machacona”, escribió.
Señaló que López Obrador quiere ser recordado como el presidente que ayudó a los pobres, pero para conseguir esa meta necesita mucho dinero; ello justifica su austeridad republicana, la pobreza franciscana, así como la desaparición de fideicomisos y distintos sectores gubernamentales.
“El Pantagruel de Tabasco tiene hambre de más recursos y está dispuesto a echar mano de donde sea. El Estado, con sus estructuras burocráticas y sus tareas incomprensibles, le estorba”, apuntó.
Por último, indicó que Andrés Manuel está acostumbrado a mover sin mayor control grandes cantidades de recursos en efectivo.
De allí que su administración permite la opacidad para ocultar su corrupción; ello explica por qué está interesado en dejar inoperante al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
“Los dineros desaparecen detrás de asignaciones directas, ampliaciones de recursos, pagos inexplicables y una larga lista de trucos que tal vez ni siquiera sospechamos”, escribió.
A continuación puede consultar el texto completo.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/El-gobierno-que-estorba-20230421-0031.html
Con información de El Economista
MSA
