Neutral injerencia

La supuesta neutralidad de México es una forma de intervención. La opinión la expresa Lorent Saleh, un joven venezolano de 30 años que, tras manifestarse contra Nicolás Maduro fue encarcelado cuatro años, torturado en “el lugar maldito” de La Tumba y ahora desterrado.

El reconocimiento a Maduro “es una forma de injerencia. Nicolás Maduro no es presidente. Está usurpando el poder. Maduro tenía un mandato. El año pasado se tenía que convocar a elecciones en nuestro país. Nicolás Maduro no quiso. Ilegalizó los partidos, asesinó, encerró y persiguió a los líderes de la oposición e hizo un remedo de elecciones que nadie avaló. No hubo observación internacional, no hubo participación de la oposición. Él quiso imponer”.

“El mandato de él terminaba el 10 de enero de este año. A partir de ahí ya no es presidente. Quiso imponer una juramentación ante un órgano que no es legítimo, como es el TSJ (Tribunal Supremo de Justicia), que él maneja, que es del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), del partido de él. A partir de ese momento se entra en una usurpación del poder, porque no hubo elecciones democráticas ni hubo una juramentación ante el único órgano democrático en Venezuela hoy reconocido desde el chavismo hasta la comunidad internacional, que es la Asamblea Nacional venezolana. Él entra en ese proceso de usurpación y la constitución de nuestro país establece, según el artículo 233, 333 y 350, que frente a la ruptura del orden constitucional, frente a un vacío de poder o una usurpación, es deber, y aquí resalto, es deber, no es una alternativa ni una posibilidad, es un deber de la Asamblea Nacional asumir un gobierno de transición para restablecer el orden constitucional” (La Entrevista con Sarmiento, 6.2.19).

El Gobierno mexicano mantiene su respaldo a Maduro sobre la base de la Doctrina Estrada y el artículo 89 de la Constitución, que establece que en la política exterior deberán observarse los “principios normativos” de “la autodeterminación de los pueblos” y “la no intervención”. El mismo artículo, sin embargo, añade entre los principios normativos “el respeto, la promoción y protección de los derechos humanos”.

La Doctrina Estrada, emitida en 1930, se ha aplicado siempre de manera discrecional. Lázaro Cárdenas entendió que la neutralidad era una forma de intervención en la guerra civil española, cuando la rebelión franquista recibía el respaldo de la Alemania nazi y la Italia fascista, y apoyó al Gobierno republicano. Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz se negaron a romper con la Cuba de Fidel Castro, aun después de anular la democracia, pero Luis Echeverría desconoció al golpista chileno Augusto Pinochet.

En 2009 Felipe Calderón se negó a reconocer la destitución de Manuel Zelaya por la Suprema Corte de Justicia de Honduras y el nombramiento de Roberto Micheletti. La decisión intervencionista de Calderón fue apoyada por Marcelo Ebrard, entonces jefe de gobierno capitalino y hoy canciller, quien usó la fuerza pública para desalojar a los representantes de Micheletti de la embajada hondureña y devolverla a la embajadora de Zelaya, Rosalinda Bueso, con quien más tarde contrajo matrimonio.

Hoy Ebrard participará en una reunión en Uruguay para buscar una solución pacífica en Venezuela. Lo hace mientras mantiene su reconocimiento a Maduro, que la mayoría de los países democráticos han retirado. México insiste en que es fiel al principio de no intervención. Hay voces que afirman que su neutralidad es una forma de injerencia.

Conservadurismo

Sigue AMLO descalificando a los críticos. Ayer se refirió al Reforma como representante del conservadurismo por su nota sobre el apartamento en Houston de la secretaria de Gobernación. Reconoció, sin embargo, que “tenemos que dar respuesta a todos los cuestionamientos”.