Sigue la censura, ¿otro gobernador intolerante?

En el Itinerario Político del 13 de diciembre de 2015 –Partidos y particulares; los censores de hoy–, recordamos que durante décadas, uno de los estandartes de los partidos opositores al PRI –opositores de derecha como de izquierda–, era el reclamo de libertad de expresión.

En aquella ocasión señalamos que el rescate de la libre expresión fue fundamental para entender la transición democrática y la alternancia en el poder.

Y aprovechamos para denunciar que la censura sigue en los gobiernos de nivel estatal y municipal, en donde pequeños dictadores imponen ridículas y decimonónicas reglas de censura a los medios locales y a las transmisiones nacionales.

Por ejemplo:

En el mes de abril, en el Itinerario Político y en espacios como La Otra Opinión, difundimos algunos perfiles críticos sobre los entonces precandidatos a gobernar los estados que tuvieron elecciones en 2015.

Uno de esos perfiles, el del candidato del PRI al gobierno de Colima, José Ignacio Peralta, causó molestia a los dueños de El Diario de Colima. No les gustó que la mal llamada “prensa nacional” diera a conocer los lazos familiares de Peralta con los dueños de ese periódico. Algo sucio ocultaban, al grado que el Tribunal Federal Electoral tiró la elección y el tramposo triunfo de Peralta y ordenó repetir el proceso.

Lo curioso es que desde abril pasado, “Nacho” Peralta ordenó censurar el Itinerario Político. Y a la trampa siguió la transa. Olvidaron pagar muchos meses de retraso por el servicio.

Por otro lado, ,eses antes de las elecciones intermedias de 2015 –en febrero–, la entonces alcaldesa de Monterrey y fuerte precandidata del PAN al gobierno de Nuevo León, le pidió a sus amigos concesionarios de radio censurar la versión radiofónica de La Otra Opinión. Entonces muchos creían que Margarita Arellanes había recibido “las palabras mayores” para ser candidata al gobierno estatal. Por eso, de inmediato aplicaron la censura.

En noviembre –por tercera ocasión–, La Otra Opinión fue víctima de un descomunal ataque en redes; un trending topic de casi 12 horas, el más feroz experimentado en la historia de la moderna expresión social.

¿La razón? Elemental; cometer el pecado de documentar el fracaso del gobierno de Egidio Torre Cantú, exhibir que su “delfín” para renovar el gobierno estatal, Enrique Cárdenas del Avellano no tiene la menor posibilidad de llegar y atrevernos a señalar que el candidato del PAN, Francisco Cabeza de Vaca, tiene posibilidades reales de triunfo.

Acaso por eso, también en Tamaulipas fue censurada la versión radiofónica de La Otra Opinión.

Y apenas este lunes, las transmisiones de La Otra Opinión se interrumpieron en Puebla, donde el gobernador panista Rafael Moreno Valle intenta acomodar a su delfín –el alcalde con licencia Tony Gali–, y donde el propio Moreno Valle construye su candidatura presidencial.

Sin duda, cada medio, cada emisora y cada repetidora tienen todo el derecho de programar los contenidos que les vengan en gana. No obstante, resulta peculiar que en pleno Siglo XXI, los contenidos de La Otra Opinión –y del Itinerario Político–, dejen de circular en estados donde se renovará el gobierno estatal.

Por eso insistimos. Algunos políticos parecen ser demasiado sensibles a la crítica. Algunos servidores públicos olvidan que para servir es necesario tener la piel gruesa. Algunos demócratas no se acuerdan que la libre expresión, la crítica y los cuestionamientos son herramientas invaluables en democracia. Algunos en la era de las redes sociales y las nuevas tecnologías de la información; creen que con cerrar el paso a los espacios críticos, crecen sus oportunidades de brincar a un despacho más grande. ¡Cuánta ignorancia!