¿Otra presunta culpable en EEUU?

En 1994 Tyra Patterson tenía la edad de 19. Michelle Lai apenas llegaba a los 15. La vida de ambas terminó la noche del 20 de septiembre de ese año. Una de ellas fue asesinada y la otra condenada a cadena perpetua por ese crimen.

Los hechos ocurrieron en un barrio pobre de Daytona, Ohio, en Estados Unidos. Tyra, acompañada de su amiga Becca Stidham, salió de su casa a dar un paseo nocturno con cinco conocidos, entre ellos había dos mujeres.

Uno de los cinco, LaShawna Keeney de 21 años, portaba un arma calibre 0.22. Durante la noche, el arma estuvo en manos de Patterson; sin embargo, quien disparó la pistola fue la propia Keeney.

Pasaban las dos de la mañana cuando las amigas Tyra y Becca decidieron regresar a casa. El resto de la comitiva prefirió seguir en las calles y saciar el ocio robando lo que se encontraban a su paso.

En el camino toparon con Michelle y Holly Lai, quienes estaban sentadas en un callejón cercano a la casa de Tyra Patterson.

Los amigos de Tyra, al ver a las chicas, bloquearon la salida del callejón con el fin de asaltarlas. Sin embargo, todo se salió de control. Las víctimas se defendieron y LaShawna disparó a Michelle Lai en la cabeza. Ahí terminó con su vida.

A partir de entonces, la historia se partió en dos. Unos dicen que Tyra Patterson es inocente. Otros aseguran que es culpable.

De acuerdo con Candice Brogan, una de las amigas de las hermanas Lai, Tyra estuvo presente en el enfrentamiento e incluso le arrancó una cadena de oro que usaba en ese momento. Tyra aceptó los dichos en una grabación. No obstante, más tarde aseguró que era una versión falsa y forzada.

En la segunda historia, Patterson afirma que dejó la escena antes del disparo y que encontró la cadena en el suelo.

En ambas historias, Tyra arroja la cadena al inodoro por temor a ser incriminada. Previamente habría llamado al 911 para denunciar disparos cerca de su casa.

Patterson insiste que quiso detener a sus compañeros y poner orden. No obstante, al ver que era imposible, habría huído del lugar.

Sin embargo, la cadena de oro condenó a Tyra. Con esa cadena se quiso demostrar su participación en el robo. En consecuencia, la autoridad acusó a Tyra de homicidio agravado y la condenó a cadena perpetua.

Los fiscales del caso aseguraron que la acusada era violenta, que había golpeado a una de sus amigas y que, incluso, ordenó a Keeney que presionara el gatillo.

Actualmente, Tyra Patterson cumple su condena. Ahora tiene 40 años. Su abogado ha presentado pruebas para demostrar su inocencia. No obstante, no ha tenido éxito.

En un inicio se denunciaron las contradicciones en la versión de Candice Brogan. Esta chica declaró en 1995 que no estaba convencida de la identidad de la persona que le arrebató el collar.

Además, Candice dijo que quien le robó tenía un anillo, que resultó ser de LaShawna Keeney.

Por su parte, Holly Lai aseguró que quien golpeó a Brogan fue alguna de las otras chicas del grupo.

Y otra versión a favor de Tyra fue la de Joe Letts, quien también fue acusado de homicidio agravado y sentenciado a cadena perpetua pero que salió en libertad luego de una apelación, en 2013.

Letts dijo bajo juramento: “en ningún momento vi a Tyra acercarse al Chevy y robar algo. No la vi actuar agresivamente con ninguna de las chicas”.

Por su parte, LaShawna Keeney, quien se declaró culpable del asesinato y hoy sigue pagando su condena perpetua, comentó en 2013, que Patterson no había participado en el robo y aceptó que ella –Tyra– trató de detenerla.

Y para rematar, Kellie Johnson, quien tenía 14 años cuando todo sucedió y por ser menor de edad quedó en libertad en 2001, reconoció, en 2015, que mintió en su primera declaración; la misma en que acusaba a Patterson. Además reiteró que Tyra estuvo en la escena pero con el fin de detener la pelea.

De acuerdo con la información que publicó el periódico inglés The Guardian, desde 1984, las condenas perpetuas en Estados Unidos han aumentado considerablemente. En el primer año, la cifra era de 34 mil; mientras que en 2012 llegó a ser de 160 mil.

Según el periódico, luego de la década del 80, las tasas de criminalidad incrementaron y la ley tuvo que volverse más rígida.

Como sea, en Estados Unidos podría existir otra presunta culpable. En alguna cárcel norteamericana habría otra mujer encarcelada injustamente. Y ésta es su historia.