El súper presidente Peña

En redes sociales –Twitter para ser más específicos–, existen tres pecados: ser un pocos followers, retuitear demasiado o ser exhibido como un peñabot.

Y aunque los primeros dos parecen no tener excusa, los terceros podrían estar justificados. Y es que los peñabots son capaces de ver lo que muy pocos: que en México no despacha un presidente común y corriente, en México gobierna Super Peña.

En efecto, todo indica que los reclamos, las acusaciones, los ataques y las mentadas son un penoso intento por esconder lo evidente: que el país está en manos de un verdadero fregón.

Donde algunos ven ineficacia, donde otros ven falta de respuesta, y donde unos más encuentran errores, los peñabots –y todo aquel que quiere ver–, encuentra a un mandatario capaz de hacer y deshacer a su antojo.

Las evidencias está por todos lados y, aunque a muchos les duela, en México opera un super poder presidencial. Y si no nos cree, van las pruebas.

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Ahora resulta que Super Peña es capaz de amedrentar, de amenazar y de subordinar a los mercados internacionales, al departamento del Tesoro de Estados Unidos, a los responsables las finanzas chinas y a los operadores de las Bolsas de Valores del mundo entero. Con su influencia, el super presidente logra mantener el dólar en sus niveles más altos. Y es que el super presidente es el único responsable de los desajustes en el mercado de divisas.

Resulta que Súper Peña también controla a los países productores y exportadores de petróleo. El super mandatario los obligó –a todos–, a romper los pactos preestablecidos, a lanzar más petróleo al mercado y a tener los precios del barril de crudo en sus niveles más bajos en años. ¡Sólo un super gobernante podría hacer esto..!

Que Super Peña se lleva de nalgada y pellizco con el Papa Francisco, con sus nuncios y con todos los cardenales. La cercanía es tan clara que el super presidente prohibió al pontífice reunirse con los familiares de los 43 de Iguala, censuró al Papa cualquier mención de los desaparecidos y lo convenció para que tampoco hablara de feminicidios. No hay duda, en los Pinos despacha un chingón.

Super Peña es tan influyente, es tan poderoso y es tan fregón que puso de rodillas al hombre más poderoso del mundo y le dijo: Mister Obama, voy a dejar salir al Chapo una temporada. Ya lo capturé una vez y lo voy a recapturar cuando me venga en gana. Si tiene objeciones, comentarios o sugerencias, puede guardarlas en algún cajón de la oficina oval; éste es mi narco y hago con él lo que me place.

También resulta que Súper Peña tira los hilos de todas –¡de todas..!–, las organizaciones criminales. Él presionó un botón y Los Rojos desaparecieron a los 43 de Iguala. Él hizo una llamada y desaparecieron los cinco de Tierra Blanca. Él estuvo atrás de los excesos de Tlatlaya y Tanhuato. Él –aunque todavía no era presidente–, es responsable de los migrantes asesinados en San Fernando.

La mano de Super Peña es tan larga, tan fuerte y tan implacable que arrinconó a los gobernadores y los obligó a endeudarse, a descuidar sus instituciones, a ignorar las estrategias de seguridad, y a cometer todo tipo de faltas, abusos y excesos. Porque, insistimos, todos –¡todos..!–, los escándalos y los errores del ámbito local y estatal responden –también– a presiones y advertencias del super mandatario.

Super Peña es astuto, es esquivo y es implacable. Su capacidad de operación lo lleva a controlar y operar todas las facciones en las cárceles. Por eso, con cada motín, con cada huelga de hambre y con cada error de procedimiento que se comete dentro de las prisiones, los dedos y los gritos apuntan al super mandatario. Y es que una falla en el sistema penitenciario es un error del super presidente.

Resulta que Súper Peña también se llevó al bolsillo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a la OEA, a la ONU y a cualquier organización internacional con algún poder o influencia. El super mexiquense los tiene acorralados y les prohíbe hablar más de la cuenta, decir lo que no conviene al interés de la mafia gobernante y revelar los macabros secretos presidenciales como el paradero de los 43 de Iguala o la cifra real de desaparecidos en México.

Es más, Súper Peña tiene amigos tan poderosos que es capaz de controlar los frentes fríos, huracanes, ondas gélidas y tormentas. Por eso no extraña que a cada catástrofe le sigue el tradicional grito descarnado: ¡Pinche Peña..!

Acaso el más oscuro, el más revelador y el más terrible de los poderes del super presidente es que a pesar de su nefasta influencia en el ámbito internacional, a pesar del grosero control que mantiene al interior de todo –¡de todo..!–, grupo criminal y a pesar de que Super Peña hace y deshace con tal de salirse con la suya y joderse a los de abajo; el desbordado control de las televisoras y el indolente pueblo mexicano hacen del PRI la primera fuerza política en la mayoría de los estados y municipios. Y todo, claro está, se debe al incontenible poder del super presidente.