El Bronco y Garzón, choque de farsantes

Dice Jaime Rodríguez, el Bronco, que ser gobernador independiente se siente a toda madre.

Dice Rodríguez que al ser independiente, no tiene un peso político atrás y puede hablar con todos sin tener que privilegiar a nadie.

Y dice que, como no trabaja desde el punto de vista político, no es competencia para nadie.

No cabe duda, el nuevo gobernador de Nuevo León pretende engañar con la verdad.

En política –sobre todo en el poder público–, no es posible ejercer el poder sin construir pactos.

Por eso, nadie en el servicio público puede decirse independiente. Los gobernantes no sólo responden a sus gobernados sino que deben buscar respaldo de empresarios, medios de comunicación, líderes sociales y un largo etcétera.

En sintonía con lo anterior, los dichos de Jaime Rodríguez lo exhiben como un gran farsante. No sólo porque pervierte la figura del gobernante independiente sino porque pretende engañar a los neoloneses.

Y la mejor prueba de su farsa es la adición más reciente a su equipo: el juez español Baltasar Garzón.

Resulta que, según el Bronco, Garzón servirá de asesor en una fiscalía estatal anticorrupción.

Es decir, que el Bronco no sólo ignora que a nivel federal ya existe una institución de esta naturaleza; además invitó a un personaje cuestionable para que lo oriente.

Y es que, contra lo que muchos sostienen, Baltasar Garzón es famoso por su amor hacia el reflector. Siempre que hay cámaras y micrófonos, el juez Garzón hace acto de presencia.

Por ello, no sorprende que un saqueador como el Bronco pretenda sumar esfuerzos con otro vividor como Garzón.

Tal parece que en Nuevo León habrá una colisión de saqueadores. A ver qué sale de eso.