En este momento, más de uno se dice sorprendido porque la señora Teresa Jiménez Esquivel –candidata del PAN al gobierno de Aguascalientes–, fue aviadora del sindicato de maestros en 2010.
Dicen algunos que la señora Jiménez Esquivel cobró 26 mil pesos mensuales –durante dos años–, a pesar de que sólo trabajó 36 días y 33 de ellos llegó tarde.
Más de uno se escandaliza porque la candidata del PAN al gobierno de la capital hidrocálida arrastra un grosero expediente de ausencias, de retrasos y de impunidad.
Es más, a varios preocupa que todo este arreglo turbio habría ocurrido con la venia del exgobernador Armando Reynoso Femat y de sus colaboradores.
Sin duda, el caso de la candidata es inaceptable.
En el marco de la implementación de la Reforma Educativa, es inviable y reprobable que uno de los miles de aviadores intente gobernar un municipio.
Sin embargo, no está de más preguntar, ¿a poco apenas se dieron cuenta? ¿de verdad se enteraron hasta ahora que esta señora es una tramposa? ¿nadie, antes de hoy, sabía que la señora cobra sin trabajar?
Dice el clásico que en política no existen las sorpresas sino los sorprendidos. O si lo prefiere, que información sensible –como ésta–, suele aparecer cuando más daño hace y cuando beneficia a quien posee los datos.
Por eso preguntamos, ¿quién se beneficia al ensuciar la imagen de esta candidata? ¿no es sintomático que en los previos a una elección tan apretada –como la que vive Aguascalientes–, circule información –de esta naturaleza– que se conoce desde hace seis años?
Dice la experiencia que entre más nos acercamos a la justa electoral, la guerra sucia será más descarnada. Por eso preguntamos, ¿de verdad preocupa que una candidata sea aviadora o estamos ante la prueba de que los partidos están dispuestos a los que sea con tal de ganar en la elección?
