Zedillistas buscan el control del PRI

Con métodos distintos, la nueva corriente de zedillistas busca cortarle la cabeza a Alejandro Moreno y hacerse del control del PRI

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Varios de los integrantes de la corriente “Plataforma para la Refundación del PRI” que fue presentada ayer tienen algo en común: tuvieron puestos de mucha relevancia durante el sexenio del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.

El principal dirigente de esta corriente, Fernando Lerdo de Tejada, fue durante la primera mitad del sexenio de Zedillo procurador federal del Consumidor. Y durante la segunda mitad fue coordinador general de Comunicación Social y vocero del presidente.

Entre los integrantes de la nueva corriente está Rogelio Montemayor Seguy, quien durante los primeros cinco años del sexenio de Zedillo fue gobernador de Coahuila y en el último año la administración zedillista fue nombrado por el presidente director general de Pemex.

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También está Fernando Peña Garavito, quien ocupó la dirección general de Servicios al Transporte del entonces Distrito Federal durante la gestión de Oscar Espinosa Villarreal, nombrado regente por el presidente Zedillo.

Uno más es Amado Treviño Abate, quien durante la primera mitad del sexenio de Zedillo fue el número 2 de la entonces Asamblea de Representantes del Distrito Federal, dominada completamente por el PRI. 

Entre los promotores de esta corriente también está José Encarnación Alfaro, un político que durante muchos años ha sido muy cercano a Manlio Fabio Beltrones, aunque hay quien dice que hace tiempo que el ex gobernador de Sonora se deslindó de él.

Lo primero que hizo esta corriente durante su presentación en sociedad fue exigir la renuncia del dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, y de la secretaria general, Carolina Viggiano, así como de todo su círculo cercano.

Con métodos distintos, la nueva corriente de zedillistas busca lo mismo que el grupo de Ulises Ruiz: cortarle la cabeza a Alejandro Moreno y hacerse del control de lo que queda del PRI.

Pero ni uno ni otro grupo tienen la fuerza suficiente como para empujar los cambios que necesita este partido, cambios que seguramente vendrán pero por otras vías.