XÓCHITL GÁLVEZ: ¿FRAGMENTAR A LA OPOSICIÓN?

José Alberto Márquez Salazar

José Alberto Márquez Salazar

México vive un cambio de régimen, nos guste o no, hayamos votado por ello o no. Desconocerlo implica no saber cuál es la ruta de los próximos seis años. Escribió Bobbio: Por régimen político se entiende el conjunto de instituciones que regulan la lucha por el poder y el ejercicio del poder y los valores que animan la vida de tales instituciones”.

 

La victoria del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y de Claudia Sheinbaum, fortalece el cambio régimen que promovió, desde hace décadas, Andrés Manuel López Obrador, y para esa ruta se necesita una oposición que entienda el momento que se vive.

 

La oposición sigue inventando y reinventándose pretextos, mirándose el espejo para convencerse de que sus errores fueron mínimos frente a la “elección de Estado”, pero poco a poco vemos que su campaña era un desorden y una cima del ego e intereses de líderes y partidos.

 

El problema de que la oposición es que siga en su burbuja; pasmada y ensimismada en su “ego” de autoridad moral y del “yo tengo la razón”, sin entender al electorado.

 

Desde hace una semana, la ex candidata de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, Xóchitl Gálvez, difundió sus quejas contra los partidos políticos, algunos de sus líderes y el presidente de la República, por la falta de recursos para la campaña,… Muy poco de su discurso sobre sus errores o su falta de preparación para el proceso electoral.

 

Al margen de las trivialidades que dijo y de los “chismecitos” sobre el cuarto de guerra, el discurso de Gálvez y el de un grupo de ex perredista (promotores de “sociedad civil México”) apuntan a la creación de un partido político. ¡No supone que las personas que rechazaban a los partidos fueron parte de su capital político!

 

¿Enfrentar una elección de Estado, y perderla, da liderazgo y convoca a los followers a una ruta política cuesta arriba?

 

El momento de Xóchitl Gálvez para convocar a las personas no identificadas con un partido político, ya pasó; fue el día en que el presidente de la República ignoró su petición para entrar a Palacio Nacional y la ubicó como candidata: en ese momento pudo iniciar una candidatura independiente. No lo hizo.

 

Ahora, el discurso de Gálvez y el de otros opositores apunta la transformación de la #MareaRosa en un partido político, lo cual podría ser una buena idea, pero una mala estrategia política y electoral porque fragmentaria a la disminuida oposición.

 

¿Cuántos de los militantes y simpatizantes de los partidos Acción Nacional (PAN) o Revolucionario Institucional (PRI) estarán dispuestos a ir a la aventura de un partido político dejando atrás su historia?

 

Hagamos un paralelismo, propone mi hermano David, con la creación del MORENA: el 1 de agosto de 2014, en pleno “Pacto por México”, inició oficialmente su camino, con una gran base social de los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo y Encuentro Social y de movimientos y organizaciones sociales de izquierda.

 

Su primera competencia electoral fue en 2015 cuando obtuvo un 8.87 % de la votación nacional, lo que le dio 35 curules en la Cámara de Diputados. Se convirtió en la cuarta fuerza política a nivel nacional, abajo del PRI (30.97 %), del PAN (22.20 %) y del PRD (11.50 %).

 

Entre el 2014 y el 2024, el MORENA pasó a ser la primera fuerza política y casi tener la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República.

 

De acuerdo con la Ley de Partidos Políticos (LPP) la intensión de las organizaciones de ciudadanos, para formar un partido nacional es en el mes de enero del año siguiente a la elección presidencial (2025), seguir los pasos (asambleas, contar con el número mínimo de afiliados, etcétera) y, para enero del 2026, presentar la solicitud sobre la constitución de partido político. En caso de obtener el registro, éste operaría a partir del 1 de julio del 2026, un año antes de la elección federal del 2027.

 

¿Conviene a los tres partidos políticos opositores (PAN, PRI y Movimiento Ciudadano) fragmentar más a la oposición institucional?

 

MORENA también enfrentó una elección con apenas un año de vida, pero ya traía un camino andado en cuanto al trabajo territorial que pasó de la Revolución Democrática al Movimiento de López Obrador. El liderazgo de Xóchitl Gálv no es el de éste.

 

El sistema de partidos políticos fue reconfeccionado en ese 2014 (en el marco del “Pacto por México”) para limitar la aparición de otros partidos políticos y las candidaturas independientes;  la mayoría pensó en conservar privilegios y no en construir un sistema de competencia real.

 

Las intenciones de Xóchitl Gálvez apuntan a una tabla de sobrevivencia luego de una elección que, le mintieron, tenía ganada: “la tengo contra la pared”, dijo luego del Primer Debate Presidencial. Pero su intención carece de visión estratégica: Si lograran la constitución de un nuevo partido político, éste no tendría un financiamiento suficiente y, no podría ir en coalición o alianza, en el 2027.

 

Para tener una oposición fuerte ¿conviene tomar por asalto al PAN (¿la intención de Gálvez?) o apuntalar la “renovación profunda” del PRI?

 

¿No sería mejor renovar los cuadros y dirigencias del PAN y PRI y considerar  a Movimiento Ciudadano?

 

Crear un nuevo partido serviría para competir en el 2030, un camino largo, y para que sobrevivan, con esperanzas, los cuadros políticos que no han entendido porqué perdieron. Una intención “chida”, “con todo”, pero en un cambio de régimen, un escenario, que tampoco están entendiendo.