VISITANTE A FUERZA, GIRA OBLIGADA

Una de las banderas de las que blasona la mal llamada cuarta transformación es el nacionalismo. Se ostentan herederos del pasado liberal y en aras de ello, los personeros de López Obrador asumen posturas completamente xenofóbicas, en aras de presuntamente, demostrar su patriotismo.

Ello los lleva a adoptar posturas aislacionistas y de pretendida autosuficiencia, que habrían sido entendibles en los años setenta y ochenta del siglo pasado, pero no en nuestros días, en los que el mundo se ha reducido y la comunicación y el conocimiento son globales en cuestión de segundos.

Andrés Manuel López Obrador siempre se ha mostrado en mérito de todo lo anterior, perpetuamente reacio a viajar al extranjero. En primer lugar, porque no domina ninguna lengua extranjera, apenas habla español y hasta eso, muy mal, en segundo lugar porque el fenómeno de la interdependencia global le resulta incomprensible por lo reducido de su mentalidad aldeana y por último, porque el contacto con otras naciones y modelos de desarrollo y de vida, significan la antítesis de su modelo clientelar, paternalista y centralizador. De tal suerte, es que el primer mandatario rechaza de manera recurrente, acudir a foros internacionales, donde se encuentra lejos de su clientela y su zona de confort.

Pero en esta oportunidad, López Obrador no pudo escindirse, ni rehuir el requerimiento del presidente Donald Trump para efectuar una visita oficial al vecino país del norte, periplo que no constituye una visita de estado, porque si bien reviste carácter oficial, no implica la presencia del jefe de estado mexicano ante las instituciones norteamericanas, reduciéndose lo que se planea realizar a meramente un carácter de cortesía.

Incluso el ex canciller Bernardo Sepúlveda ha dirigido una esquela a Marcelo Ebrard, actual ocupante del cargo, al que advierte de lo inconveniente y peligroso de la visita, que podría malquistar a nuestra nación, con una de las dos facciones en pugna (los demócratas), en el proceso electoral a celebrarse próximamente en el vecino país.

El primer mandatario de nuestra nación ya ha hecho público que acudirá, si bien eso representa que López Obrador se porta con Donald Trump como un perro obediente y fiel, pues apenas su amo tronó los dedos, corrió a verlo, moviendo la cola.

Son increíbles las versiones que señalan que el oriundo de Macuspana va a apoyarlo para la reelección. ¿En que iba a favorecer la presencia de un perfecto imbécil (así es visto por el mundo) como López Obrador a Trump? No le sirve en lo más mínimo, ni le aporta ventaja alguna en la carrera presidencial.

En cambio, la visita del mandatario mexicano, si prueba quien es el que manda y como a pesar de la probada aversión del tabasqueño por los viajes en avión, se verá en la necesidad y consecuente obligación de abordar uno, pues así lo manda el patrón y con el jefe no se discute, ni se patea el pesebre.

Muy pronto los mexicanos podremos percatarnos de la sumisión y actitud abyecta con que López Obrador le lame los zapatos al mandamás del continente. Aunque le pese a las hordas lopezobradoristas, jamás se vieron forzados a papel tan denigrante Calderón, ni Peña.

Hagamos votos porque algún paisano o algún asesor de ascendencia latinoamericana cercano a Trump, le indique que a López Obrador se le saltaron ya las cabras al monte y le sugiera obligarlo a renunciar, argumentando mala salud o mediante cualquier otro pretexto, para preservar la integridad de los intereses norteamericanos en nuestro país, que pasan por la premisa de la indispensable paz social.

Lo que resulta muy claro de la próxima visita del ejecutivo federal a los Estados Unidos, es que si los gringos dicen: brinca, López Obrador salta y no se atreve a desobedecer, no en balde su gobierno se ha visto reducido a la triste condición de criado de los intereses norteamericanos, poniendo a la guardia nacional a desempeñar tareas de vigilancia, tendientes a impedir el flujo migratorio hacia el vecino país. ¿Habrá un solo analista que se atreva a negar lo que es evidente?

Dios, Patria y Libertad