Violencia en Guaymas, herencia de Alfonso Durazo

El día que la activista Marisol Cuadros fue asesinada, los sicarios buscaban ejecutar al capitán Cano Ahuir, ese mando llevado por Durazo a Guaymas

Violencia en Guaymas, herencia de Alfonso Durazo
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Violencia en Guaymas, herencia de Alfonso Durazo. La joven activista por los derechos humanos, Marisol Cuadros,  fue asesinada el pasado 25 de noviembre, en pleno centro del municipio de Guaymas; en un contexto de violencia que es consecuencia de malas decisiones de Alfonso Durazo, tomadas antes de que fuera gobernador de Sonora.

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Violencia en Guaymas, herencia de Alfonso Durazo

En agosto del 2019, el entonces secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) del Gobierno federal, Alfonso Durazo; impuso como responsables de la Policía de los cinco municipios más importantes de Sonora a mandos militares.

Pero el tiro le salió por la culata: tan solo un año después de la militarización de esos cinco municipios, entre ellos Guaymas; los homicidios dolosos se incrementaron en un 375 por ciento y los robos a negocios en un 500 por ciento.

Los mandos militares que Durazo llevó a esa región, seguramente por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador; se coludieron con los grupos de la delincuencia organizada a quienes debían combatir.

Uno de esos mandos que llevó Durazo fue el capitán de la Armada Andrés Humberto Cano Ahuir; a quien colocó como secretario de Seguridad Pública del municipio de Guaymas.

A pesar de que las evidencias de que Cano Ahuir se había coludido con grupos delictivos; la nueva alcaldesa de Guaymas, la morenista Karla Córdova, lo ratificó en el cargo, con la anuencia de Durazo ya como gobernador del estado.

El día que la activista Marisol Cuadros fue asesinada, los sicarios buscaban ejecutar precisamente al capitán Cano Ahuir; ese mando llevado por Durazo a Guaymas como parte de una militarización de la seguridad en una región de Sonora, que resultó un rotundo fracaso, con consecuencias nefastas.

JC