Desde el inicio de las campañas electorales, han circulado cientos de encuestas que han colocado a los candidatos presidenciales con número que en muchas ocasiones parecen favorecerlos, incluso demasiado. Tal es el caso del abanderado de Morena Andrés Manuel López Obrador, que en la mayoría se ha colocado como puntero.
Sin embargo, hay algo que a las propias casas encuestadoras se les ha olvido decirnos, o lo han dicho y hemos preferido voltear hacia otro lado para evadir la realidad. Hablamos del porcentaje de rechazo.
La tasa de rechazo que oscila entre el 40 y 60 por ciento, hace referencia a aquellas personas que fueron cuestionadas pero se negaron a contestar, en gran medida porque están seguras que dichas encuestas sólo son un negocio al servicio de quien las contrata.
Por ejemplo, López Obrador fue colocado con el 50 por ciento de las preferencia según la encuesta publicada por El Financiero (publicada el 4 de junio), pero no toma en cuenta a aquellos que no saben o no contestaron, o rechazaron contestar, que en este caso fueron un 47 por ciento.
También hay que tomar en cuenta que las encuestas cuenta con un margen de error, que en este caso fue entre 3 y 3.5 puntos. Y aún falta contabilizar el tamaño de la muestra, que en comparación con la población real mexicana sólo representa un porcentaje muy bajo. Por lo que en realidad, AMLO no contaría con el 50 por ciento de las preferencias, sino con el 19 por ciento.
Hay que ser muy cuidadosos en lo que las encuestas nos dicen, pues si bien son un buen parámetro para la comparación, éstas no definen el resultado final, por lo que no debería sorprendernos que el día de las elecciones, cualquier candidato pueda resultar ganador.
