Las redes sociales no perdonan, ni siquiera al propio Papa Francisco quien fue evidenciado al retirar la mano cuando feligreses intentaron darle un beso al anillo que porta en la mano derecha luego de ser nombrado sumo pontífice.
Este hecho no hubiera causado tanto revuelo si dos días después no se le hubiera visto permitiendo que monjas y curas realizaran la misma actividad de la que tanto se alejó.
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Diversos actores religiosos ultraconservadores aseguraron que este acto sólo demuestra el distanciamiento del Papa con las doctrinas y tradiciones de la Iglesia.
