Video: AMLO elogia sumisión de periodistas

Luego de que Andrés Manuel López Obrador, presidente electo, dio a conocer a los nuevos integrantes de su gabinete, quienes formarán parte de su círculo cercano, al final de su “eterno” discurso, elogió a periodistas presentes un día antes en el encuentro que sostuvieron los equipos de transición del tabasqueño y Enrique Peña Nieto.

“Muy bien ayer, ¿eh?… o sea , muy bien como muy buenos periodistas, no deveras, no les estoy haciendo la barba, se portaron la barba, o sea, porque eran tres grupos de informadores, no fuentes y la verdad no es para picar la cresta a nadie, no quiero generar celos ni sentimientos, pero estuvieron muy bien ustedes”.

Es decir, AMLO quiere militantes y no una prensa crítica al viejo estilo del régimen. Ya lo ha demostrado a través de su trayectoria política y en sus intentos por llegar a la presidencia –que al fin logró– con eso de las “encuestas cuchareadas” y “sondeos copeteados”.

Simple. Si Andrés Manuel no está de acuerdo con alguna nota o información que no le parezca lo llamará “mafia del poder”, mientras que, por otro lado, ya deja asomar sus tintes de dictador al celebrar a “comunicadores” que se proyectan estar acompañando al oriundo de Macuspana en todas sus ocurrencias bajo su mandato.

Cabe cuestionarse, ¿qué hubiera pasado si Peña Nieto hubiera actuado de tal manera y “alabado” a la prensa? Lo hubieran crucificado de inmediato en redes sociales y a la mañana siguiente, titulares de la prensa escrita lo hubieran tundido.

A López Obrador “sí le aplauden”, pese a que entre los miembros del equipo del tabasqueño anunciado ayer, está Jesús Ramírez Cuevas, futuro coordinador de comunicación social y quien llevaría el trato e intercambio de la prensa de las secretarías de Estado con la perpetua vigilancia de su jefe.

Durante el evento de este martes, AMLO anunció que disolverá las áreas de comunicación social de las dependencias federales, supuestamente como parte de su programa de austeridad republicana, lo cual representa un asomo de su dictador interno, pues ello significa un control vertical y autoritario sobre el trato con los reporteros de la fuente.

Al poseer un control total sobre la prensa, el aspirante a dictador estaría en posición de manejar la percepción de los medios acerca de su trabajo como gobernante  y eliminaría a la crítica, además de que cientos de funcionarios quedarían sin empleo.