Como seguramente sabe, este lunes, un comando armado atacó la sede de la Procuraduría General de la República en Reynosa, Tamaulipas.
El incidente ocurrió a las tres de la mañana.
Según se hizo público, agentes federales se enfrentaron con individuos fuertemente armados. Además, el intercambio de balas se extendió a varias colonias.
De nueva cuenta, la delincuencia organizada en Tamaulipas dejó ver que su capacidad de organización y de ataque ya rebasó a las instituciones del Estado.
Además, resulta evidente que, con su ataque a la PGR, los delincuentes pretenden enviar un mensaje: ellos se consideran por encima del Estado de derecho y de la ley. O si lo prefiere, se saben superiores a la autoridad.
Por lo anterior –y debido a la frecuencia con que ocurren estas agresiones–, no sobra preguntar, ¿podrá alguien contener la violencia en Tamaulipas?
A todas luces, el gobernador saliente –Egidio Torre Cantú–, se quedó corto en el combate a la delincuencia organizada.
¿Podrá el siguiente gobernador hacer lo que Egidio Torre no pudo?
¿Se acordarán los tamaulipecos de las limitantes del gobernador saliente a la hora de emitir su voto?