Universidades para el Bienestar Benito Juárez, sinónimo de precariedad e irregularidades

En este programa existen muchas irregularidades, ya que no se sabe cuál será la capacidad de estos institutos educativos —solo se conoce que los alumnos reciben una beca de dos mil 400 pesos—

Cuando el pasado 15 de mayo se promulgó la nueva reforma educativa, también se acordó que el Estado garantizaría el educación superior, en teoría eso es una gran noticia, pero en la práctica pasa todo lo contrario.

En un reportaje de el diario El País, detalla que el programa Universidades para el Bienestar Benito Juárez —mismas que prometió el presidente, Andrés Manuel López Obrador, darían acceso universitario a cerca de 300 mil jóvenes— ya arrancó, pues 83 de los 100 planteles prometidos están en funcionamiento, eso informó la directora del programa, Raquel Sosa.

Sin embargo, existen muchas irregularidades, ya que no se sabe cuál será la capacidad de estos institutos educativos —solo se conoce que los alumnos reciben una beca de dos mil 400 pesos—; además, en un primer momento se notificó que recibirían a 64 mil estudiantes, pero en el Plan Nacional de Desarrollo se redujo la cantidad a 32 mil.

Dicha cantidad resulta ínfima, si la comparamos con el último registro matricular que alcanzó los 3.8 millones de educandos.

Mientras tanto, la administración de AMLO ya destinó mil millones de pesos a estas universidades, pero no se ha informado cómo se han usado esos recursos, porque solo se tienen los datos de las carreras que ofrecen y las ciudades sedes, aunque todavía no tienen domicilio fijo

Cabe señalar, que las Universidades para el Bienestar Benito Juárez, tienen un precedente, en las nueve escuelas de Morena —las cuales creo el partido oficial y son subsidiadas por sus legisladores—.

Aunque dichos centros educativos se integraron a las 100 que prometió esta “Cuarta Transformación”, menos de la mitad tienen acreditación de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Incluso, el rotativo español entrevistó a un estudiante de uno de estos planteles, que está ubicado en Tlapan, Ciudad de México, de nombre Gustavo, el cual comenzó clases en mayo, pero desconoce, si al egresar tendrá un título acreditado para poder ejercer.

Ya que este programa no está siendo respaldado por la SEP, su coordinación quedó a cargo del organismo internacional, el Centro Regional para la Educación de Adultos en América Latina y El Caribe (Crefal) —con sede en México—, pero que no dio su aprobación a la universidades del Bienestar, estatuto que es obligatorio; aunque eso le importó poco al presidente, porque anunció que sí contaba con el respaldo de dicho centro.

De acuerdo con varios académicos, esa decisión del político tabasqueño pone en riesgo la funcionalidad del Crefal, “al desplazar su agenda y opacar su compromiso”; aunque lo peor es que ninguna de las naciones involucradas se ha manifestado al respecto.

Y otro punto que llama la atención, es que el Crefal se hará cargo de administrar el presupuesto para estas escuelas de nivel superior —misma que no tiene la obligación de transparentar sus gastos ante las autoridades—.

Ante tal situación, el secretario de Educación, Esteban Moctezuma, solo se limitó a decir que en lo próximos días el mandatario nacional “firmará un decreto para crear un organismo descentralizado para el manejo de las universidades”.

“Mientras tanto y sin rendir cuentas, el proyecto de López Obrador se afianza. De momento, solo de manera precaria”, así de contundente cierra su texto El País.