UNIVERSAL Y REFORMA: ¿SOMETIDOS POR AMLO?

Nos referimos a los diarios El Universal y Reforma, cuya línea editorial se mantuvo crítica frente al gobierno fallido de López Obrador

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Especial

Igual que ocurre en la naturaleza, los ciclos del poder y la política siempre llegan puntuales.

Ciclos que, por ejemplo, en el caso de los medios y del periodismo alcanzaron a diarios emblema como Excélsior, de Julio Scherer –en julio de 1976–, y al periodista, Manuel Buendía, asesinado en mayo de 1994.

Puntualidad cíclica que años después –mayo de 2018–, también llegó para callar a uno de los mayores críticos del candidato presidencial más aventajado: al autor de este espacio; difamado, calumniado y echado de todos los medios en los que opinaba, por orden de AMLO, lo que marcó el inicio de la posterior persecución “lopista” contra medios y periodistas.

Y vale el ejercicio memorioso porque hoy, al arranque del relevo sexenal, de nueva cuenta dos de los medios más críticos del gobierno saliente parecen tocados por el inevitable ciclo del sometimiento oficial y la censura.

Nos referimos a los diarios El Universal y Reforma, cuya línea editorial se mantuvo crítica frente al gobierno fallido de López Obrador –durante los primeros cinco años de gestión–, pero que recientemente han mostrado signos de un impensable “golpe de timón”, a favor de la preferida de Palacio.

Así, las primeras señales del presunto “cambio de línea” aparecieron en el diario El Universal, en donde internautas confirmaron una cercanía familiar de los propietarios del diario con la preferida de Palacio, la virtual candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum.

Casualmente, no pocos columnistas y quienes opinan en El Gran Diario, han mudado de manera paulatina sus posturas críticas al gobierno de AMLO, en dirección a una cercanía con el discurso, el interés propagandístico y político de la ex jefa de gobierno de la capital del país.

Sí, frente a los ojos siempre críticos de los lectores de El Universal, aparece una creciente cercanía editorial con la preferida de Palacio y contrario a la virtual candidata del Frente Amplio, Xóchitl Gálvez.  

En este punto, también debemos recordar que, en política nada es casual sino que existen causas y efectos: no hay casualidades, sino causalidades.

Pero el ejemplo más claro de las causas y los efectos provocados por la sucesión presidencial, en el cambio editorial de aquellos medios que eran, hasta hace poco tiempo críticos del gobierno de AMLO, es la mudanza que decidieron los propietarios del diario Reforma.

En carta abierta, el periódico Reforma –que había sido uno de los que más cuestionaban los errores y dislates del gobierno de López Obrador–, anuncia el despido de su director editorial general, Juan E. Pardinas y la llegada al cargo del periodista Roberto Zamarripa.

¿Qué significa, en el caso de Reforma, el “golpe de timón” en su dirección editorial general?

La respuesta a la interrogante arriba planteada se puede localizar en la trayectoria del nuevo director de Reforma; un periódico vinculado con el llamado Grupo Monterrey.

Resulta que Roberto Zamarripa, el nuevo director editorial general de Reforma, es un producto periodístico del diario La Jornada, en donde se vinculó al grupo del desaparecido, Miguel Ángel Granados Chapa, quien también era amigo de AMLO.

Pero los vínculos directos de Roberto Zamarripa con Obrador y con Claudia Sheinbaum, vienen de la estrecha relación familiar. Resulta que el hermano mayor de Roberto, “Pepe” Zamarripa, fue jefe de asesores de López Obrador por casi 15 años; tiempo en el que cultivó una estrecha relación con la mano derecha de AMLO, la señora Claudia.

Vale recordar que Roberto Zamarripa abandonó La Jornada por consejo de su amigo Granados Chapa, luego que el “Miguel Ángel” –como le decían al afamado columnista–, no alcanzó la dirección general de La Jornada.

Así, Zamarripa llegó al diario Reforma de la mano de Granados, quien en ese diario cobijó a un grupo de periodistas a los que impulsó a posiciones clave, no solo en la redacción, sino en los espacios editoriales.

Curiosamente hoy, una vez que se radicaliza la sucesión presidencial y cuando López Obrador “aprieta tuercas” en todos los medios identificados como independientes, los directivos de las empresas regiomontanas propietarias de Reforma, El Norte y Mural, deciden echar a su anterior director, Juan E. Pardinas, para colocar en la posición más importante del diario más influyente del grupo, a un amigo del presidente y de la potencial sucesora de Palacio.

Sí, otro golpe de timón, presuntamente ordenado desde Palacio, que debilitará aún más la democracia mexicana y fortalecerá la crisis constitucional que tiene lista Obrador para el 2024.

Pero la tragicomedia del caso es que el defenestrado director de Reforma, el señor Juan E. Pardinas, es el mismo que en mayo de 2018 aplaudió y festejó la persecución de AMLO contra Ricardo Alemán.

Y sí, el tiempo me vuelve a dar la razón: “Los carniceros de hoy, serán las reses de mañana”, escribí aquí en mayo de aquel 2018. Y sí, López habría pedido y obtenido la cabeza del director de Reforma.

Por lo pronto, no pasará mucho tiempo para ver a cambio de qué, el Grupo Monterrey, entregó Reforma a los intereses de Morena.

Al tiempo.