En la administración de Andrés Manuel López Obrador se ha dado cuenta de como se premia la corrupción, el nepotismo y hasta a los integrantes de las sectas sexuales. Ejemplo de ello son los cargos que ahora ocupan dos personajes que participaron en el llamado “Culiacanazo”.
Por un lado, Alfonso Durazo es el nuevo gobernador de Sinaloa, aunque justamente fue él quien como titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) tomó la decisión de liberar a Ovidio Guzmán Loera, el hijo de El Chapo Guzmán.
Pese a lo anterior, Durazo mantuvo su posición al frente de la SSPC hasta que dejó el cargo para buscar la gubernatura con Morena. Misma que ganó bajo el cobijo de López Obrador.
Además de Durazo, otro de los premiados por el mmanado fue Quirino Ordaz, el ya exgobernador de Sinaloa, quien ahora será embajador de México en España, con todos los lujos que esto conlleva.
Justo bajo su gobierno se dejó crecer al Cártel de Sinaloa, mismo que logró doblegar a las fuerzas armadas y a la SSPC, de Durazo, para liberar a Ovidio Guzmán.
Ahora, los dos son premiados con altos cargos, mejores salarios, lujos y sobretodo, la inmunidad política que conlleva ser de los agraciados por Obrador.
