UN PAÍS EN ESTADO DE SITIO

VIZARRETEA-CONSTELACION-POLITICA-SEGUNDO-DEBATE
Foto: La Otra Opinión

En los días recientes hemos observado una escalada de violencia en el territorio nacional. Los grupos delincuenciales han mostrado su poder de fuego en contra de sus adversarios criminales, causando eventos de terror entre la población y poniendo en entredicho la autoridad en sus tres niveles de gobierno.

Una especie de estado de sitio, similar a un estado de guerra, sin ley, ha surgido ante las expresiones de violencia llevadas por grupos criminales locales, células vinculadas a los carteles nacionales, con el afán de ampliar el control territorial y mantener un portafolio de actividades ilegales y violentas, que alteran la estabilidad social y la gobernabilidad en distintas localidades, municipios y estados.

Las policías, guardia nacional y fuerzas armadas han sido rebasadas en gran medida, mostrando eventos graves de homicidios dolosos, que han marcado hechos de fuego que se acercan intencionalmente a actos narcoterroristas. Hemos tenido secuestros, muertes, ataques en lugares públicos, manifestaciones violentas, de fuego, de drones con explosivos, de autos bombas, incendios de mercados, personas calcinadas, ataques directos a periodistas, autoridades locales, marchas y atentados contra instalaciones de seguridad y de gobierno, en lugares públicos, que han mostrado abiertamente el poder de fuego delincuencial y un dejar hacer, dejar pasar, que da cuenta del control de plazas y de contubernios entre los grupos criminales y la autoridad local.

El escenario se ha ampliado ha múltiples y simultáneos lugares públicos representando un estado de sitio desde Baja California, Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí, Zacatecas, Guanajuato, Sinaloa, Nayarit, Colima, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Estado de México, Morelos, Ciudad de México, Puebla, Chiapas y Quintana Roo., por registrar los más violentos y recientes.

Los eventos configuran un estado de sitio nacional, donde la violencia criminal cabalga libremente, donde los heridos y muertos no terminan y las escaladas de violencia se acrecientan sensiblemente.

Nadie en su sano juicio podría decir que no pasa nada, nadie podría señalar que hay tranquilidad social y que las tragedias no existen y mucho menos que las masacres han terminado y que los grupos criminales, carteles y células locales no actúan por temor a sus madres o abuelas.

Desde luego, las acciones gubernamentales no han sido capaces de prever y mucho menos de controlar esta violencia, su inacción ha permitido un crecimiento de la delincuencia criminal en todo el territorio nacional, el gobierno se ha vuelto testigo de los desmanes de estos grupos y aunque las fuerzas armadas, la guardia nacional y las policías han estado bajo fuego, ataques y violencias también, ha retrocedido en muchos enfrentamientos, denigrando a las instancias de seguridad, estableciendo sospechas de contubernios y alimentando la violencia y el control territorial.

Los datos de las últimas semanas conducen a observar un narcoterrorismo, a caracterizar un intento de estado de sitio que pone en entredicho la acción en contra de estos grupos armados y de gran impacto en contra de la población. El estado de derecho ha sido menoscabado, la autoridad gubernamental es ajena y el control territorial de la delincuencia crece muy rápido, mientras la sociedad cae en un estado de indefensión. La economía local decae, la sana convivencia se aleja rápidamente, el miedo y temor cunden, día y noche la sociedad pierde la tranquilidad y la defensa de las personas y sus bienes se ha perdido.

Las campañas son lo de hoy, el gobierno pretendiendo mantenerse, la oposición buscando una posible alternancia. La mirada de EU está enfocada. El ya basta es un grito en el desierto, el gobierno anda en otros intereses, menos en la atención a la inseguridad. La corrupción y la impunidad, se nutren de la omisión y falta de voluntad para combatir la inseguridad, y otros problemas como el de la salud.

Estamos atrapados en un estado de sitio nacional. Todo se ha mostrado en medios de comunicación social y redes sociales, los límites son escasos, la imaginación también está sitiada. No es el mejor momento para el desarrollo y la seguridad de la nación.