Ubican en EU a verdadero implicado en caso de los 43; PGR tiene preso a inocente

Mientras que, el profesor Erick Uriel Sandoval Rodríguez fue detenido hace poco más de 180 días por la Policía Federal, confundido por un sujeto apodado “La Rana” o “El Güereque” vinculado con la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) hizó el trabajo de la PGR y ubicó al verdadero delincuente.

Se trata de Édgar Sandoval Albarrán, quien fue ubicado en Los Ángeles, California. La CNDH realizó una investigación básica, pero efectiva, la cual dejó en ridículo a la Procuraduría.

De acuerdo con José Trinidad Larrieta Carrasco, titular de la Oficina Especial para el caso Iguala de la CNDH, al verdadero “Güereque” lo hallaron, en primer lugar, porque el culpable se llama Édgar y no Erick; tiene un piercing en la oreja, un tatuaje de una rana en la parte superior izquierda de la espalda, un tatuaje de flama en el brazo, y una cicatriz en el brazo, mismos que el actual detenido no tiene.

Mientras “La Rana” se encuentra caminando libremente por la ciudad estadounidense, un profesor inocente se encuentra en prisión, gracias a las fallas de la PGR, quien por cierto, cometió otra pifia esta semana.

Resulta que, un juez federal echó abajo, en sólo una semana, la más reciente detención de la Policía Federal en la investigación por los hechos ocurridos en Iguala. Se trata del caso de Juan Miguel Miranda Pantoja, “El Pajarraco”, quien fue capturado el 28 de agosto en Piedras Negras, Coahuila, e internado en el Cefereso de Durango.

Con dos órdenes de aprehensión: una por delincuencia organizada, en la que se le vincula a Guerreros Unidos, y otra por secuestro, en la que se indagan los hechos del 26 de septiembre de 2014, el juez Primero de Distrito de Proceso Penales Federales de Tamaulipas, David Calderón Blanc, dictó el auto de libertad, por falta de elementos.

Por “El Pajarraco”, la PGR ofrecía una recompensa de 1.5 millones de pesos, pues, según la versión oficial, colaboró en el traslado de los normalistas al basurero de Cocula, Guerrero. Urge orden en la Procuraduría, pues mientras inocentes están tras las rejas, los verdaderos delincuentes están en la calle. Una vergüenza.