El pleno del Consejo de Seguridad de la ONU aprobó un cese al fuego en la región de Siria para asegurar el pase de ayuda humanitaria a la región y la evacuación de heridos a raíz de la violencia recrudecida en Guta Oriental, uno de los pocos lugares de resistencia rebelde en las cercanías de la capital Damasco.
A pesar de la oposición de Rusia, se logró el acuerdo para la evacuación de más de 400 mil personas atrapadas en la zona, que desde el pasado 18 de febrero se encuentran en medio de una ofensiva orquestada por el régimen de Bachar el Asad en la periferia de Damasco, que han causado más de 500 muertos.
Parte de las negociaciones fueron llevadas de manera casi secreta por varias naciones ante un posible veto de Rusia, que desde el inicio del conflicto ha vetado en 11 ocasiones varios acuerdos del consejo de seguridad, ya que es un aliado del régimen de Bachar el Asad.
Aun así Rusia logró que se aprobara una “tregua tregua”, que excluye a los grupos terroristas del Estado Islámico y Al-Qaeda, así como los “individuos, grupos, empresas y entidades” asociadas a ellos. Es lo que permite a Al Asad continuar su ofensiva contra Al-Qaeda en Idlib, la única capital provincial en manos rebeldes.
Con esta acción se logró el cese al fuego por parte de la comunidad internacional al gobierno sirio que en reiteradas ocasiones ha sido señalado de violaciones a los derechos humanos y el órgano de la Naciones Unidas le pidió “cesar inmediatamente de perseguir a su propia gente y cumplir su responsabilidad primera, que es protegerlos”.
