A pocos días de que termine, de manera formal, la gestión de López Obrador y que arranque el espurio gobierno de Claudia Sheinbaum, han reaparecido en México los demonios del poder y la política.
En efecto, asistimos a todas las formas de la ilegalidad, la violación constitucional, la persecución de opositores, compra de conciencias, represión a medios y periodistas y, sobre todo, apareció el terrorismo político.
Sí, tal parece que, igual que ocurrió en 2018, los demonios del terrorismo político nos advierten lo que veremos y viviremos en el nuevo gobierno; persecución ilegal de opositores, espionaje político, purgas vengativas, fabricación de delitos, detenciones arbitrarias, traiciones y, sobre todo, censura y persecución de empresas mediáticas.
Es decir, los políticos nos avisan que no viviremos más en democracia, sino en medio del terror, de la impunidad oficial, de las venganzas, la ausencia de libertades básicas y, en medio del imperio de los cárteles criminales en más de la mitad del territorio mexicano.
Pero si aún lo dudan, vamos al paso a paso.
1.- Como todos saben, distintas fuentes han confirmado que la del 2 de junio pasado no solo fue una elección de Estado, sino un escandaloso fraude, en el que participó –como actor central–, el crimen organizado.
2.- Sí, un fraude que fue posible gracias a que desde el poder presidencial fueron capturados los árbitros electorales; el INE y el Tribunal Electoral.
3.- Y de esa manera, una vez con el control de los árbitros electorales, desde Palacio no solo moldearon a su antojo la supuesta victoria de la espuria Claudia, sino que consiguieron una ilegal sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados.
4.- Así, con esa grosera sobrerrepresentación los diputados del oficialismo aprobaran de manera ilegal la Reforma Judicial de López Obrador; iniciativa que en realidad es la puntilla para la democracia y que hasta anoche se discutía, de manera ilegal, en el Senado.
5.- Pero también en el caso de los senadores, los demonios de la política y el poder salieron a la luz a fin de que el partido oficial pudiera llevar adelante la reforma propuesta por López Obrador; una reforma que, como ya se dijo, en realidad busca darle la puntilla a la democracia mexicana.
6.- Y es que, hasta la mañana de ayer, el partido oficial no conseguía el número necesario de escaños para aprobar tal reforma, lo que llevó a todo el poder de Palacio a darse a la tarea de comprar, presionar y/o chantajear a todos los senadores con “la cola sucia” que estuvieran dispuestos a vender su nombre por migajas, a pesar de que está en juego la vida de la democracia.
7.- Al final, y luego de una simulación de persecución oficial, los traidores aparecieron por todas partes.
Sí, los panistas de la familia Yunes se vendieron a Morena, igual que el senador de Movimiento Ciudadano, Daniel Barreda, quien inventó una historia de persecución y terror.
8.- Al final de cuentas el presidente saliente y la espuria presidenta entrante se valieron de todas las “chicanadas” políticas imaginables y hasta el cierre del presente texto todo parecía indicar que se consumaría el “golpe de Estado” que acabaría con la democracia, que daría muerte a la división de poderes, al Poder Judicial y que nos conduce desde hace seis años a una dictadura al estilo de Venezuela.
9.- Y mientras todo lo anterior ocurre a los ojos del mundo, mientras que la democracia mexicana era sepultada, también el mundo se enteró del poder de cárteles criminales como el de Sinaloa, que entre el lunes y martes pasados, se apoderó de Culiacán –un nuevo” culiacanazo”, que confirmó que ese grupo mafioso es dueño no solo de Sinaloa, sino de Michoacán, Zacatecas, Baja California, Baja California Sur; de Tamaulipas, San Luis Potosí, Guerrero, Morelos y Chiapas, entre otras entidades.
10.- Pero tampoco era todo. El mismo lunes 9 de septiembre, la empresa Televisa-Univisión anunció la cancelación de su contrato con el periodista y conductor, Jorge Ramos, luego de cuatro décadas de relación laboral.
Sí, Jorge Ramos ha sido uno de los más severos críticos del gobierno de López Obrador y, al parecer, no quieren que se convierta en un critico de la espuria Claudia.
Sí, está claro que se trata de un nuevo acto de censura de Televisa, la empresa que se entregó al gobierno de AMLO y que seguirá la misma ruta con el Maximato del que será figura decorativa la espuria presidenta Claudia.
¿Lo dudan?
Al tiempo.