Hace tres días, el régimen Talibán de Afganistán eliminó la Comisión Electoral Independiente y la Comisión Independiente de Quejas Electorales, los dos organismos que se encargaban de organizar todos los procesos electorales de ese país.
El principal argumento para tomar esta decisión es el mismo que pregona en México el presidente Andrés Manuel López Obrador para desaparecer al INE: que gastaban mucho y no contribuían a garantizar la democracia.
Tras la eliminación de los organismos electorales, ahora será un “consejo” creado por el gobierno de los talibanes el que organice los próximos procesos electorales, con lo que el gobierno será juez y parte, exactamente lo mismo que quiere López Obrador para México.
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Al mismo tiempo, el gobierno Talibán también eliminó el Ministerio de Estado para la Paz y el Ministerio de Estado para Asuntos Parlamentarios, así como varias oficinas secundarias de gobierno, supuestamente para ahorrar recursos públicos.
Este fue también el argumento esgrimido por López Obrador para eliminar subsecretarías y algunos organismos del gobierno federal.
López Obrador no ha cejado en su intento por desaparecer al INE. El próximo año vendrá una nueva embestida mediante con las descalificaciones por el fracaso que será la revocación de mandato y con la presentación de una iniciativa de reforma electoral.
En el fondo, lo que quiere López Obrador es lo que ya lograron los talibanes: que “el pueblo”, representado por él y por su partido, sea el que organice y califique los procesos electorales.
