Sin seguridad no hay desarrollo

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Foto: La Otra Opinión

Esta idea fuerza, proclamada internacional y nacionalmente, ha sido una forma de evaluar las acciones públicas y de gobierno, los alcances y límites a nivel individual, grupal, social, nacional y global.

Expone la desnudez violenta y criminal de la inseguridad nacional, con diversos indicadores, que ante el número creciente de homicidios dolosos, feminicidios, jóvenes desaparecidos y usados como carne de cañón, y el gran portafolio de actividades delictivas realizados por criminales violentos, desde los bloqueos, quema de autos, ataques con drones, secuestros, robos, fraudes, derechos de piso y amenazas de todo tipo, da cuenta de la corrupción e impunidad que han acrecentado, por parte de los carteles nacionales, grupos crimínales regionales y células locales focalizadas en cada comunidad.

Los acontecimientos violentos y de inseguridad actuales, sean los casos de Lagos de Moreno, Zacatecas, Chiapas, Guerrero, Morelos y todos los lugares que aparecen en medios y redes sociales, que se suman a los eventos históricos nacionales; y que ante las reiteradas mañaneras, hacen que Ayotzinapa sea asociado a las consecuencias del movimiento estudiantil del 68, en una mezcla extraña de actores, que van más allá de los delincuentes locales guerrerenses, como Guerreros Unidos y que vinculan al Ejército, por desapariciones, torturas y homicidios, en donde se lucra con tragedias nacionales para sacar una raja política de supervivencia, sin que haya investigaciones profesionales que conduzcan a una verdad verdadera y no a las tristes repeticiones falseadas, de ironía, burlas, que solo exponen el extravío de la autoridad ante la incapacidad de recuperar la seguridad perdida.

Mientras se autoengaño la autoridad gubernamental de que todo va bien, la delincuencia criminal avanza en el control territorial, desplaza los gobiernos y aviva la aceptación del pueblo sano, generando un populismo criminal y violento, que controla no solo como narco gobierno la vida local, sino como un narcoestado la vida toda.
Este neoliberalismo delincuencial, del clásico lockeano de dejar hacer y dejar pasar, ha sido el remedo tóxico de abrazos si, balazos no.

Es posible que ante el endurecimiento que traerá la visita de un gran grupo de alto nivel del gobierno de EU, para tratar dos temas fundamentales, el de migrantes y el fentanilo, uno es sumamente visible con un gran descontrol y, el otro, negado en su existencia y en sus narco laboratorios, colocando una política de avestruz en ambos casos, ya veremos cómo sale este encuentro México EU.

La realidad es que la sociedad o el pueblo está en estado de indefensión, y no se avizora en el horizonte cercano ninguna atención para resolver los problemas nacionales. Ya sean en la salud, la educación, la economía, y claro la inseguridad. En ello sigue perdiendo el pueblo y se acumula desigualdad, pobreza y miseria.

Así ante la inseguridad prevaleciente, la quimera del desarrollo está fuera; hoy todo está en función de lo electoral, de la sobrevivencia del grupo en el poder y no en aras del soberano interés nacional.

Así, sin seguridad no hay desarrollo.