La masculinidad se define como el conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas que son características del ser hombre en una sociedad determinada. Las nuevas masculinidades tienen como objetivo romper con el mito del hombre violento y del hombre que todo lo puede, así como rechazar cualquier forma de machismo.
Lograr el cambio en la masculinidad esta en el hecho de comprender que no es la hombría biológica, ni el sexo, lo que está en juego sino la noción de masculinidad construida socialmente e incorporada individualmente (Kaufman 1965).
El hombre con una masculinidad hegemónica se caracteriza por ser una persona importante, independiente, autónoma, activa, productiva, y a nivel familiar ser proveedor y con un amplio control sobre sus emociones.
El control de las emociones conlleva que el hombre para serlo y estar seguro de su masculinidad no requiera de la imagen de un hombre macho, proveedor, insensible, patriarca, sino que logre dar paso a su sensibilidad, a su ternura, su responsabilidad, poder ser respetuoso, cariñoso y no requerir de la violencia.
Y aunque la función del padre sea proyectar una imagen que represente la ley; que sea el que impone los límites y las prohibiciones, que sea el garante de las normas sociales y culturales, es el que le brinda una fuente de identificaciones, tanto para el niño —“yo quiero ser fuerte como mi papá”—-, como para la niña —“yo quiero casarme con mi papá” —-.
Lo anterior no evita que el papá pueda cambiar pañales, bañar al bebé, darle de comer, jugar con los cochecitos pero también poder jugar a las muñecas y encontrar un disfrute amoroso en el contacto con sus hijos.
En general, diferentes autores identifican a la madre como la figura cuya función es la de amar y ser mayormente flexible con el hijo y la del padre, como la figura menos flexible, que impone los límites y los hace cumplir.
Sin embargo, esto no es excluyente de que el padre también pueda ser sensible, amoroso, proporcionarle cuidados al hijo de manera tierna y además de disfrutar este tipo de contacto con el hijo.
Es así que las nuevas masculinidades apuestan por eliminar esos roles de género aprendidos sobre masculinidad y feminidad para que seamos más libres, lo que favorece que los hombres puedan vivir de manera plena su paternidad.
