Rumbo al 2018, el PAN se pudre

Contrario a la lógica del poder –que supone un partido unido y con un proyecto claro-, el partido Acción Nacional vive una crisis que podría no sólo ser la peor de su historia sino que podría garantizar su derrota en 2018.

¿A qué nos referimos?

A la crisis a la que una ambición sin límite de su presidente, Ricardo Anaya, empuja al partido que fue emblema en la alternancia; al PAN.

Y es que, en rigor, el de hoy es un PAN que se pudre; un partido sin partido, sin estructura, sin liderazgos y, lo más grave en manos de un bisoño al que voces interesadas hicieron creer que puede ser candidato presidencial.

Y si lo dudan basta recordar quien era Ricardo Anaya hace apenas cinco años; cuál era su escenario político, su realidad y sus expectativas. Y si comparamos esa realidad -hace cinco años no era más que un eficiente secretario particular, con todo lo que eso significa-, contrasta con las carreras de otros panistas exitosos, líderes del PAN, candidatos presidenciales y presidentes de la República.

Cinco años antes de ser presidentes, Calderón y Fox ya eran figuras nacionales. Cinco años antes de ser candidatos presidenciales los señores Manuel Clouthier, Diego Fernández de Cevallos y la señora Josefina Vázquez Mota, eran figuras en la política y el empresariado.

Y los ejemplos pueden seguir, sin embargo, la crisis que llevó al PAN a la derrota en 2012 –una crisis de liderazgo estimulada por el propio Felipe Calderón-, tiene hoy al PAN prácticamente tocado de muerte.

Y es tal la tragedia de los azules que la dirigencia, el Comité Ejecutivo y los liderazgos son prácticamente un cero a la izquierda. Sólo cuenta la figura del líder, del presidente, de Ricardo Anaya, quien hace todo lo necesario –incluso destruir al PAN-, con tal de mantener prendida la veladora de su potencial candidatura presidencial.

Por eso dejó perder una gubernatura ganada, como la de Colima, por eso el aparato del partido es casi inexistente; por eso el “agandalle” de la imagen y los spots del partido.

Pero, sobre todo, por eso los intentos desesperados del PAN de Ricardo Anaya, por debilitar la precandidatura de Margarita Zavala y de impedir, a toda costa el crecimiento de la que puede ser la única esperanza para el PAN en 2018; la candidatura de la señora Zavala.

Como se sabe, en todas las encuestas y en todas las combinaciones posibles la señora Zavala aparece entre los cinco precandidatos presidenciables más reconocidos, más aventajados y con mayor aceptación.

Ningún otro panista se acerca a esos “elegidos” y será casi imposible que en los dos años que restan para postular a un candidato presidencial el PAN logre construir una figura con más aceptación, más experiencia y más positivos, que la señora Zavala.

Ello, a pesar de que distintos grupos de Acción Nacional tratan de construir figuras nacionales y potenciales candidatos presidenciales en los gobernadores panistas de Querétaro y Guanajuato Francisco Domínguez Servién y Miguel Márquez Márquez, respectivamente

En efecto esos dos mandatarios estatales tienen una gran aceptación en sus respectivas entidades, sin embargo, están lejos del crecimiento, la promoción y el conocimiento que requiere un candidato presidencial. Más bien pudieran ser cuadros a futuro.

Pero la gota que ha derramado el vaso de los azules, es una suerte de rebelión panista en contra de los excesos y el “agandalle” de Ricardo Anaya.

Y es que figuras como Manuel Gómez Morín Martínez del Río, Juan Miguel Alcántara Soria, y Patricia Espinosa, entre otros, hicieron pública una carta en la que exigen a Ricardo Anaya dejar de utilizar la prerrogativas y los spots del PAN como si se tratara de su promoción personal para buscar la candidatura presidencial por ese partido.

¿Qué va a pasar?

¿Hasta dónde los líderes del partido azul permitirán que el PAN se pudra?

Al tiempo.

Tomado de La Silla Rota