Todo el mundo sabe que el gobierno de Oaxaca es un gobierno fallido. El mandatario estatal, Gabino Cue, dejó que la CNTE lo doblara.
Todo el mundo sabe que el gobierno de Puebla también es un gobierno mediano. El mandatario estatal, Rafael Moreno Valle, ha mostrado el rostro más añejo y antidemocrático del PAN.
Y todo el mundo sabe que el gobierno de Guerrero fue un rotundo fracaso. El gobernador electo, Ángel Aguirre, tuvo que renunciar al cargo. Y el reemplazo, Rogelio Ortega, padece los mismos malos que Gabino Cué en Oaxaca.
¿Y qué tienen en común estas tres administraciones?
Simple: que en las tres gobierna una alianza entre el PAN y el PRD.
Es decir, que en los tres estados se sumaron todos los partidos de oposición para sacar al PRI del poder.
Que en las tres entidades, a los partidos les importó un comino la ideología y aparecieron en la boleta con quienes no comparten principios ni doctrina.
Y que en los tres lugares, la oposición dejó clara su incapacidad para construir cuadros.
Acaso por eso es penoso, es lamentable y es reprobable que la dirigencia del PRD anuncie que buscarán alianzas con el PAN en ocho de las 12 gubernaturas que se disputarán en 2016.
¿Será, acaso, que no han entendido nada?
