A inicios de 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador implementó una estrategia para combatir el robo de combustible en los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), el cual consistía cerrar el paso de la gasolina.
Sin embargo, esta estrategia improvisada de Andrés Manuel causó que diversas entidades del país sufrieran desabasto de gasolina, derivando en pérdidas económicas y problemas en varios sectores del país como comercios y transporte de mercancías.
En ese sentido, ¿cuáles son los resultados?, ¿de verdad se redujo este delito?, todo indica que no, pues un reporte presentado por el periódico Reforma revela que el número de tomas clandestinas a los ductos de Pemex registró un nuevo récord ya que en enero pasado reportaron mil 565 perforaciones ilegales, en comparación con las mil 46 tomas detectadas en el mismo mes, pero del 2018.
Dichas cifras representan un aumento del 50 por ciento de este hecho ilícito durante el primer mes del presente año.
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Esto significa que los ataques a la red de ductos mantienen una importante tendencia a la alza, pese a los operativos que realiza la empresa petrolera, junto con las autoridades judiciales, militares y el gobierno federal.
En el reporte de Pemex, Hidalgo se ubicó como el estado que cuenta con el mayor número de tomas clandestinas al detectar 508, lo que equivale un aumento de 265 por ciento en comparación con las 139 ordeñas del mismo mes del año pasado. Además, este delito en la entidad es de mayor importancia debido a la explosión de un ducto en el municipio de Tlahuelilpan, en el cual 135 personas perdieron la vida.
¿Realmente valió la pena pasar por tanta crisis para esto?, una prueba más que el gobierno de López Obrador es fallido.