Publican carta de abuelo de Trump rogando no ser deportado

La polémica desatada por la separación de familias migrantes en Estados Unidos y los cientos de deportaciones que hace el gobierno americano cada día, han revivido una historia que quizás el presidente Donald Trump haya preferido olvidar, o mejor dicho, no le conviene recordar.

La súplica de los migrantes que le piden al presidente estadounidense para no ser deportados, fue la misma que hizo el abuelo de Donald Trump en 1905, Friedrich Trump, quien le escribió al entonces príncipe regente Leopoldo Carlos José Guillermo Luis de Baviera con una petición para que no lo deportara a Estados Unidos y le reactivaran la ciudadanía Alemana.

Friedrich Trump vivía en Nueva York con su esposa Elisabeth Christ. Sin embargo, la mujer no soportó las temperaturas de la ciudad, por lo que decidieron viajar a Kallstadt, la ciudad alemana de donde era originario su marido para establecerse.

Pero el Ministerio Real de Estado, le ordenó dejar su hogar en Baviera, ya que su salida fue ilegal porque no había cumplido con el servicio militar antes de emigrar a Estados Unidos, por lo que perdió su ciudadanía, y finalmente fue deportado.

A continuación la carta enviada por Friedrich Trump:

Los Emigrantes

Por Friedrich Trump

¡Su serenísimo, y poderosísimo Príncipe Regente! ¡El más gracioso regente y señor!

Nací en Kallstadt el 14 de marzo de 1869. Mis padres eran trabajadores de los viñedos honestos y piadosos. Ellos me condujeron estrictamente a todo lo que es bueno, con diligencia y piedad, a asistir regularmente a la escuela y a la iglesia, a la completa obediencia de la autoridad.

Después de mi confirmación en 1882, aprendí el oficio de barbero. Emigré en 1885, cuando cumplí 16 años. En América llevé mi negocio con diligencia, discreción y prudencia. La bendición de Dios estaba conmigo, y me volví rico. Obtuve la ciudadanía estadounidense en 1892. En 1902 conocía a mi esposa. Tristemente, ella no podía tolerar el clima de Nueva York, por eso regresé con mi adorada familia a Kallstadt.

El pueblo me recibió con gusto como un ciudadano capaz y productivo. Mi anciana madre estaba feliz de ver a su hijo, y a su nuera, así como a su nieta; ella sabe que cuidaré de ella cuando sea mayor.

Pero fuimos confrontados, como si cayera un rayo, con las nuevas de que el ministerio del Estado Real, decidió que debemos dejar nuestra residencia en el reino de Bavaria. Quedamos paralizados, nuestra familia sufrió de terrible ansiedad, y mis amada hija se enfermó.

¿Por qué deberíamos ser deportados? Esto es muy, muy difícil para la familia. ¿Qué pensarán nuestros conciudadanos si sujetos honestos son tratados así? Sin mencionar las grandes pérdidas materiales que sufriremos. Quisiera volver a ser un ciudadano bávaro de nuevo.

En esta situación urgente, no tengo otro recurso que voltear los ojos a nuestro adorado, noble, sabio, y justo señor, nuestro gobernante, altísima excelencia, quien ha llorado muchas lágrimas, quién ha gobernado tan benéfica y justamente, y dulcemente amado, con la petición más humilde de que el señor tenga piedad y permita a su siervo quedarse en el más gracioso reino de Bavaria.

Su más humilde siervo,

Friedrich Trump.