La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) investiga las labores que se hacen en la Central Termoeléctrica Francisco Pérez, en Tula de Allende, Hidalgo, por las altas emisiones de contaminantes que afectan la salud de miles de personas.
Cabe señalar que dicha termoeléctrica quema combustóleo, que es el principal combustible que utiliza para generar energía. Sin embargo, y de acuerdo con el Centro de Investigación en Salud Poblacional del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) sus emisiones contribuyen en un 10 por ciento de los tóxicos que respiran los habitantes de la Ciudad de México.
Ante esta situación, Greenpeace advirtió que la central de Tula ha convertido su entorno en una de las zonas más contaminadas del mundo por dióxido de azufre; gracias a esto y otras acciones México es el quinto país que más polución envía a la atmósfera, solo detrás de India, Rusia, China y Arabia Saudí.
Además, la central eléctrica de Tula emite cada año más de 130 mil toneladas de dióxido de azufre entre otros gases contaminantes, según informes de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Por ello la Profepa puso la mira en esta planta.
Aunado a lo anterior, desde 2018 las autoridades han cuestionado el trabajo de la termoeléctrica, incluso en ese año, la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) emitió una “alerta sanitaria”.
No está de más señalar, que en 2018 la Profepa llegó a cerrar las plantas de tratamiento de la central por irregularidades en los permisos de aguas residuales e impuso una multa de casi cuatro millones de pesos.
Pero tres años después, la Profepa volvió a investigar a la termoeléctrica de Tula por sus emisiones contaminantes, gracias a una denuncia que se presentó en 2020. ¿Logrará la dependencia detener el veneno que expulsa esta estación de Pemex?
Con información de Animal Político
JZ
