El político que se dio a conocer hace años durante el bloqueo a instalaciones de Pemex en el sureste del estado de Tabasco, su estado natal, Andrés Manuel López Obrador, es duramente criticado por avalar una legislación local que sanciona con penas de hasta 20 años de cárcel esta misma forma de protesta.
Tanto los diarios internacionales The Guardian y El País, cuestionan la incongruencia del tabasqueño al permitir y respaldar la “Ley Garrote” que busca reprimir cualquier tipo de manifestación en el estado de Tabasco, cuando él hizo de los bloqueos y la protesta social uno de los principales instrumentos de lucha política que hoy lo tienen en la Presidencia de la República.
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A ese nivel de hipocresía hemos llegado con la política en el país. Pues como bien señaló Javier Garza, analista político de Torreón, Coahuila, quien “se benefició de marchas, protestas y periodismo de investigación que revelaron corrupción o ineptitud por parte de políticos a los que una vez se opuso. Ahora que es presidente, las protestas y las investigaciones periodísticas van en contra de él, y no le gusta”.
Por lo que ahora busca castigar a todo aquél que se oponga a lo que él quiere se realice, como es el caso de la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, con una inversión de 8 mil millones de dólares. Un proyecto que quiere terminar en cuatro años pero que aún está pendiente el plan de impacto ambiental.
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López Obrador ganó la presidencia con mentiras, pues una de sus promesas fue acabar con la represión contra los activistas, defensores de derechos humanos, ambientalistas y periodistas. Ahora que está al mando, desaprueba las protestas, reprime a los activistas y ataca a la prensa crítica.
