Populismo: Obrador, hijo bastardo de Salinas

Primero ocurrió durante su Tercer Informe de Gobierno. El presidente Enrique Peña calificó al populismo como “una amenaza recurrente que ha acechado a las naciones en el pasado”.

Después insistió en su discurso ante la Asamblea General de la ONU. Según Peña, “La división no es la solución, debemos recuperar el valor de la confianza (…) Las sociedades deben estar alertas frente a quienes se aprovechan de sus miedos y preocupaciones”.

Y seguramente tiene razón. Sin embargo, no está de más preguntar, ¿a quién le habla el presidente? Y más importante, ¿a qué se refiere cuando habla de populismos?

En entrevista para La Otra Opinión, el Doctor José Fernández Santillán comentó que el populismo es un término gelatinoso. Es decir, que no es sencillo definirlo.

Actualmente, continuó el académico, la expresión más relevante de populismo se encuentra en Venezuela, donde el difunto Hugo Chávez hizo un llamado general en contra de una democracia caduca y de una clase política corrupta.

En este ejemplo se sintetizan los componentes de un régimen populista. Es decir:

Un líder carismático que podría militar en partidos de izquierda o de derecha.

Un llamado a todo pueblo y no a una clase social específica.

La construcción de la idea del gobierno del pueblo. Es decir la ilusión de que quien “realmente manda” es la gente y no las instituciones diseñadas para administrar el poder. Y…

La creación de un enemigo común.

En México, evidentemente, el ejemplo más claro de este populismo es Andrés Manuel López Obrador quien, de distintas formas, ha llamado al “pueblo bueno” a oponerse a la “mafia del poder” y al régimen del presidente Peña Nieto.

Esta invitación permanente a enfrentar a la clase política y a culpar a la élite gobernante de todos los males del país es, en realidad, la esencia de populismo. Y es que el cariz antidemocrático del populismo se aprecia en este marcado enfrentamiento entre el líder carismático y todos los que intenten oponerse a su proyecto político.

Pero hay más. De acuerdo con el Doctor José Fernández Santillán, una peculiaridad del populismo es la tendencia a juntar los extremos. Es decir, que de una práctica de extrema derecha suelen nacer líderes populistas de extrema izquierda y viceversa.

El ejemplo más evidente de lo anterior es, nuevamente, Andrés Manuel López Obrador. Y es que, en opinión de Fernández Santillán, Obrador no se entendería sin las reformas neoliberales de Carlos Salinas de Gortari.

O si lo prefiere, la polarización que se dio durante el sexenio de Salinas sirvió de caldo de cultivo para el liderazgo de Obrador. De modo que, aunque reniegue de Salinas, Andrés Manuel sería una suerte de hijo bastardo del salinismo. Al menos como fenómeno político.

Finalmente, el experto aclaró que el término populista también se emplea para descalificar a los detractores de un régimen. Por ejemplo, si quienes gobiernan se vinculan con la derecha, el término populista también se usa en contra de los socialdemócratas que apuestan por una redistribución de la riqueza.

Por eso, como explicó desde un inicio el Doctor José Fernández Santillán, el término populista es no sólo amplio sino gelatinoso.